Allá por 1996, en los inicios del mandato de Aznar, de regreso de su periplo europeo, el comandante Castro hizo una breve escala en Tenerife, en donde la oligarquía política y económica se dio de codazos para rendir tributo al mandatario recién fallecido. Como no podía ser menos, los anfitriones lo ascendieron a Las Cañadas hasta el mismísimo Llano de Ucanca, en donde dijo sentirse como un guanche imbuido en el espíritu canario de sus antepasados. Su estancia generó numerosas anécdotas que no voy a citar, porque muchos de los actores, ¡qué casualidad!, siguen formando parte de la élite empresarial, y de una forma u otra han sabido ordeñar con sabiduría la vaca del poder político hasta extremos insospechados y salir indemnes, y beneficiados del intento.

Como quiera que Canarias ya estaba en su permanente despegue turístico, se le llevó a visitar un campo de golf recién inaugurado, y a la vista del bien cuidado césped regado por aspersión, comentó con ironía a su interlocutor (no es cita textual porque la memoria resulta a veces imprecisa): "¿Y dice usted que esta extensión la quieren sólo para jugar con unas pelotitas...?". A continuación se enzarzó en un cálculo de hectáreas productivas con un consejero del Gobierno, cuyo resultado ignoro. El caso fue que en su mentalidad campesina no podía entender cómo se obviaba la agricultura y la oportunidad de dar trabajo al campesino, en aras del ocio fugaz de algún visitante centroeuropeo. Cuentan que un sagaz empresario periodístico le ofreció un billete de mil pesetas con la efigie del volcán junto al conocido monolito de variopinta nominación. "He venido con las manos limpias y me voy recompensado con dinero", expresó. Dicen que respondió también con sarcasmo a los comentarios de sus acompañantes, hasta el punto de consolar a José Luis Fumero cuando dijo estar cansado de su ejercicio. "Pues yo llevo más de treinta años y aquí me tiene...". Supongo que le faltó añadir "tan campante".

Guerra fría, la crisis de los misiles y el intento de invasión de Bahía Cochinos, y muchos sucesos más fueron conformando la actitud dictatorial con su pueblo, donde su palabra era la única opción de supervivencia, porque retar a Fidel era retar a la muerte, la cárcel o el destierro, si lo lograban. Mantener una economía de espaldas a las relaciones comerciales y darle prioridad a la educación fueron retos de los que algunas generaciones de cubanos se beneficiaron. Aclamado por muchos y denostado por otros, que como "marielitos" escaparon en improvisadas balsas a Miami, constituyen hoy ese 20% de exiliados que han festejado su muerte política (la otra está en manos del destino). Desde esta distancia y con la herencia de nuestra emigración, preguntamos por el futuro de la Perla de las Antillas; con un Trump instalado en el radicalismo y la disyuntiva de si la continuidad política será hereditaria o democrática. Sea como fuere, la hipocresía volverá a estar presente en los fastos del funeral de Estado, marcando diferencia con el trato otorgado a la senadora Barberá y las justificaciones del portavoz Hernando del PP, que no se cree nadie.

Puede que estas últimas declaraciones hayan sido un ensayo al inicio de la etapa navideña, donde las sonrisas y los gestos se dulcifican por imperativo del calendario; pero también es más cierto que con el impulso del "Black Friday" importado de EEUU, los padres se han lanzado a una masiva compra compulsiva, atraídos por las ofertas. Presuntas oportunidades que difieren si son consultadas en diferentes establecimientos. Pues a cuantificar el euro y su poder adquisitivo.

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