Comienzo estas noticias en torno a acontecimientos recientes, alguno de ellos del pasado verano, recordando dos hechos que no son contradictorios con los que la mano del hombre ha movido. Por un lado, las informaciones sobre la invasión silenciosa de las medusas en las playas españolas, junto a las altas superficies quemadas en Portugal. Los daños de las medusas y de los incendios se calculan en cifras muy elevadas, quedando pendientes las causas y soluciones.

De otro lado, el despertar religioso, a partir de la reunión de la JMJ en Cracovia, con la presencia y palabra del Papa Francisco, no debe olvidarse. La solidaridad de éste, por ejemplo con los sin techo en la plaza de San Pedro, demuestra su delicadeza, y si puede ser llamativo, debiera ser más habitual y cotidiano. Aunque comprende, como afirma Serrano Oceja (ABC 14-8-2016), que el "pluralismo ultracatólico" no siempre está en el terreno de los principios sino de circunstancias concretas, y por eso mismo, como decía Ortega y Gasset, esas circunstancias deben ser meditadas, y no guardadas en el silencio.

En lo que se refiere a la vuelta al Valle de los Caídos, la discusión sobre su destino, y más en concreto sobre Francisco Franco y José Antonio Primo de Rivera, quiere volver a replantearse, como los intentos de localización de los restos de García Lorca, con frecuencia fracasados. Quiero destacar la viñeta de Antonio Mingote, Marqués de Daroca, reproducida en ABC del citado día, que bajo una ilustración del poeta, escribe: "Mejor sería que no encontraran mis restos donde los están buscando, y así podría seguir estando en todas las partes, como ahora".

Por lo demás, una frase de Antonio Hernández-Gil, catedrático de Derecho Civil, como su padre, en la "tercera" de ABC de 14-8-2016, bajo el título "El jardín del bien y del mal": "Lo cuentan esas viejas tablas talladas hace más de quinientos años, pero cuyas imágenes interrogan hoy las retinas de los visitantes del Prado como si se hubieran pintado ayer. Además de los ojos del cuerpo, merece la pena abrir los ojos del espíritu a los misterios del arte y de la vida. Hasta el infierno se vuelve más humano, que falta hace".

*Premio Nacional de Literatura 1962