Es una misión solo para los elegidos, para los astutos. El agente secreto tiene por delante la ardua tarea de destapar aún más las vergüenzas de una región que respira sol y playa y esconde dosis elevadas de miseria y corrupción. La información que vaya obteniendo el agente encubierto deberá ser puesta a la mayor brevedad posible en conocimiento de quien autorizó la investigación, aspecto que hasta el momento se desconoce.

Su objetivo consiste en perseguir la delincuencia organizada contra el pueblo, aquella que se permite y legaliza mientras los de siempre siguen manteniendo puestos y cargos gracias al poder de los votos. El agente encubierto no puede provocar o inducir a cometer una conducta punible por parte de los políticos; tampoco puede vulnerar bienes jurídicos superiores a los de la conducta delictiva objeto de la investigación, ni atentar contra las propiedades de los hacedores de lo público.

El agente X empieza a infiltrarse en las alcantarillas de la sanidad. El primer informe remitido a sus superiores es demoledor: Canarias, junto a la Comunidad Valenciana, sigue siendo, por octavo año consecutivo, la peor de toda España. El agente ha verificado que no existe un pacto por la sanidad, y que según los responsables políticos el gran problema es la insuficiencia financiera, con una pérdida de 375 millones en seis años; truco o trato.

Tras superar con éxito la primera prueba, recibe su segundo encargo: deslizarse por la Consejería de Bienestar Social. Las pesquisas llevan al agente infiltrado a demostrar que la pobreza es una realidad en el Archipiélago, pese a los presagios de los gurús financieros: Más de 130.000 niños de las Islas, el 30,9% de la población infantil de Canarias, se encuentran en riesgo de exclusión social; cerca de 500.000 ciudadanos padecen una situación de riesgo, mientras desde las instituciones públicas se pretende disimular unos niveles de pobreza incuestionables con los buenos datos que regala el turismo.

Pasa el tiempo y aparece un telegrama que fija su tercera misión: Desmontar el sistema educativo canario. El agente X no da crédito; la situación es más engorrosa de lo que pensaba. Según su indagación, el 20% de los estudiantes universitarios matriculados en centros de Canarias dejó sus estudios durante el primer curso académico. Además, el informe realizado incluye que, en solo un año, las universidades de la Comunidad Autónoma perdieron un total de 1.300 alumnos. Infiltrado en la ULL, demostró que los alumnos que obtuvieron su título son los que peor porcentaje tienen de toda España a la hora de conseguir empleo.

El último encargo supone una misión de alto riesgo: abrir las venas de la corrupción. El agente ha podido conocer que los casos más sonados como Faycán, Eolo o Las Teresitas hacen de esta tierra un fortín donde la especulación, la prevaricación y el cohecho tienen barra libre. Unos meses después de llevar a cabo su objetivo, el espía decidió no aceptar más misiones; era la hora de que los ciudadanos decidieran con su voto dar un giro de tuerca a una situación casi insostenible.

El pueblo habló, y el trabajo del agente encubierto sirvió únicamente para reflejar una realidad que todos saben y muchos sufren. A veces, nosotros, los que elegimos, somos parte del problema.

@LuisfeblesC