Nada es eterno. Aunque Asier Antona piensa que el pacto entre CC y el PSOE si. Ya es mala suerte que se le haya escurrido de entre las manos cuando casi lo tenía roto. Por eso anda diciendo ahora que las dos novias le estuvieron tocando a la puerta y que el acuerdo entre populares y socialistas es posible. Claro que sí. Pero lo posible, además, tiene que ser probable.

El pacto PSOE y CC se ha salvado "in extremis" porque casi siempre es mejor lo malo conocido que lo bueno que está por conocer. Los socialistas realmente no se querían ir. Y los nacionalistas realmente no deseaban echarlos. Pero la tinta con la que se ha firmado esa prórroga del acuerdo de Gobierno aún está fresca y se puede correr.

Los socialistas canarios no es que estén descosidos --susanamente hablando-- es que están desbordados. La autóritas del actual aparato dirigente languidece en una perfecta y silenciosa astenia mientras se espera que Madrid nombre una gestora en Canarias poniendo al frente a Patricia Hernández. Claro que Madrid, últimamente, no ha tenido el moño para farolillos. A ver qué pasa ahora. Y a ver si hay sorpresa, porque detrás de cualquier Mato salta un Corujo. O una Carolina Darias. O un vete tú a saber.

Hay un sector crítico en el PSOE canario que está activamente comprometido en reventar el pacto de gobierno. No por maldad, sino por estrategia para hacerle la vida un poco más animada a Patricia Hernández. Durante meses rentabilizaron y magnificaron las desavenencias entre los dos partidos. No estuvieron solos. Los nacionalistas echaron una mano. En Las Palmas se ha fomentado un "in crescendo" insularista al estilo grancanario: defender el regionalismo bien entendido, que es el que pasa por ellos mismos. O sea, por Antonio Morales. Y en Tenerife, Carlos Alonso se ha convertido en el alter ego amarillo, desenterrado la manta sabandeña y el hacha de ATI, sección Herri Chichasuna. Fuego cruzado con Clavijo en medio, saltando como un conejo.

La úlcera de Granadilla vino después de la gastritis de la Sanidad, de la acidez del choque de las carreteras, del ataque por los fondos del IGTE, de las patadas en las canillas de la Ley del Suelo, de los rifirrafes en La Laguna....El hecho al que se tienen que enfrentar nacionalistas y socialistas, unos más y otros no menos, es que los problemas, como en Expediente X, no están en el Gobierno, sino fuera. La solución para ambos partidos está en el horizonte de los congresos, que tendrán que poner, blanco sobre negro, los ejes del poder interno de ambas organizaciones. Pero los congresos tardarán y los problemas ya están aquí. Con concejales díscolos, con gente cabreada, con críticos hartos...

Arrebatar la alcaldía del Puerto de la Cruz al PP va a causar una marejada. Antona no es de los que sacan la espada y la enfundan sin sangre. Habrá tomate. Y el pacto va a tener que aguantar, sin descuajeringarse, nuevas turbulencias con nuevos actores pero viejos guionistas. Como decían los de antes, la jodienda no tiene enmienda.