Para el singular, dice el DRAE en la acepción 3: "El habitante de las ciudades antiguas o de Estados modernos como sujeto de derechos políticos y que interviene, ejercitándolos, en el gobierno del país".

El gobierno del país que todavía se llama España está en funciones desde finales de noviembre de 2015; pronto hará un año ¿Por cuánto tiempo más? La respuesta la tienen los dirigentes de los partidos políticos que, tras dos elecciones generales, han sido incapaces de responder con el acierto que España precisa. Y nos vemos en la casi certera y deplorable situación de tener que pasar por las urnas, otra vez, en diciembre y con el mismo fin.

Hemos disfrutado y padecido de un bipartidismo imperfecto a lo largo de treinta años. Tiempo en que, desde la mayoría más que absoluta del PSOE en 1982 hasta la mayoría absoluta del PP en noviembre de 2011, ha habido un entreguismo imprudente a los partidos nacionalistas de Cataluña y Euskadi que, por sus "hojas de ruta", devenían en independentistas. Esto lo han hecho los dos partidos mayoritarios: PSOE y PP. De esta forma, uno y otro, se aseguraban el Gobierno con los apoyos de aquellos a las irresponsables contrapartidas que nos han traído al gravísimo problema de difícil solución que hoy tenemos: la desmembración de España. La actitud más perniciosa que, en mi opinión, ha producido un Gobierno con el apoyo político que lo sustentaba fue la presión sobre el Tribunal Constitucional para que revocase la sentencia del Tribunal Supremo que invalidaba a los proetarras para la participación en las elecciones generales. Fue una concesión de Zapatero al PNV para que este apoyase los Presupuestos de aquel en el Congreso.

Los abusos de aquellas mayorías absolutas, en todos los sentidos, desde la corrupción a la imposición de leyes, dieron lugar a la eclosión a nivel del Estado de dos partidos con pretensión de acabar con aquellas prácticas y regenerar la vida política en España. Surgieron Podemos y Ciudadanos. Ciudadanos ya venía haciéndose patente en Cataluña por la defensa de España ante el empuje independentista en aquella Comunidad y al que PP y PSOE no respondían como era debido y necesario.

En este nefasto periodo que estamos transitando, el único partido que ha arriesgado y se ha comprometido para dotarnos de Gobierno ha sido Ciudadanos. Lo intentó con el PSOE cuando el Rey designó a don Pedro Sánchez ante la declinación del Sr. Rajoy. Lo ha intentado con el PP cuando el Sr. Rajoy aceptó el encargo del Rey. Nadie ha aportado y arriesgado tanto por otorgar a España un Gobierno. Por todo ello, independientemente de la ideología que cada ciudadano abrigue dentro de sí, dicho partido, Ciudadanos, merece el respeto de todo habitante de este Estado llamado España.