España es la decimosegunda economía del mundo. Sin embargo, ocupa el puesto número treinta y tres en competitividad, que es la capacidad de un país de fabricar bienes y servicios que se vendan bien en el exterior al tiempo que sus ciudadanos disfrutan de un nivel de vida creciente y sostenible. Y es que la fórmula que se ha buscado en nuestro país para ser competitivos ha sido la devaluación salarial y los sueldos bajos, que es el modelo de los países con una enorme disponibilidad de mano de obra barata, con poca intensidad tecnológica y con grandes bolsas de pobreza. Mejorar las exportaciones a base de bajar los salarios de tus ciudadanos es pan para hoy y hambre para pasado mañana. La competitividad realmente sostenible es la que se alcanza en base al talento, a la formación y a la capacidad de innovación e investigación. Si quieres hacer que tenga éxito durante mucho tiempo tienes que hacerlo también durante mucho tiempo.

España tiene empresas muy pequeñas con baja productividad, una pésima percepción de la actividad empresarial, escasa cultura innovadora y una pobre calidad institucional. Cambiar algunos de estos factores nos llevará décadas. Enseñar a nuestros jóvenes que el éxito se puede lograr con emprendimiento, con trabajo duro y constancia y con creatividad que genere buenas ideas supone erradicar la idea del pelotazo rápido o la lotería. Crear empresas, crear trabajo y crear progreso es algo que debemos empezar a valorar y enseñar a valorar a los que nos sucedan.

Pero además de esas carencias, además de todo esto, España sigue padeciendo importantes males en su sistema educativo. Nuestro país tiene todavía un recorrido que realizar en titulados universitarios si nos comparamos con otros países europeos, pero esa diferencia es todavía mayor en cuanto a la formación profesional, donde, en relación a países como Alemania, tenemos apenas un 20% de personas con estudios terminados frente al 55% germano. Un alto número de universitarios está empleado por debajo de su capacitación profesional y los estudios que se han preparado y ofrecido por los centros formativos a veces nada tienen que ver con las necesidades reales del mercado de trabajo. De igual forma tenemos carencias importantes en titulados en estudios técnicos y en doctores y jóvenes con estudios de postgrado. Pero en cualquier caso hay una cuestión cierta: aquellos que tienen una mejor formación y una más alta cualificación son los que encuentran antes un empleo.

Si Canarias quiere tener alternativas reales al turismo, el camino nos lleva a través del desfiladero de la formación. No existe otra ruta que nos permita llegar hasta un futuro mejor. Tenemos que conseguir más y mejores universitarios y profesionales para transformar nuestra economía. Tenemos que conseguir la excelencia en el aprovechamiento del talento de la juventud canaria. El Cabildo de Tenerife ha dedicado este año 3.750.000 euros a becas escolares. Dos millones más que el año pasado. Hemos duplicado las becas de inmersión lingüística (200 alumnos de ESO que viajarán a Francia, Alemania o Canadá). Hemos convocado una beca para realizar estudios en la Escuela Superior de Música Reina Sofía y becas para realizar estudios artísticos fuera de la Isla, por importe de 700.000 euros. Hemos impulsado las becas para el alumnado con necesidades especiales, por importe de 300.000 euros. Y once becas para que once titulados hagan sus prácticas en entidades y ONG que realizan proyectos en África. Y 26 ayudas para prácticas profesionales en más de una decena de empresas de hostelería, construcción y energías renovables de Marruecos y Cabo Verde.

De nada vale que nos ocupemos de hacer carreteras, puertos y aeropuertos si no los rellenamos de inteligencia. Un país vale lo que valga su capital humano. Hay naciones que han ganado billones de dólares vendiendo petróleo y que han descubierto recientemente, con la caída del precio del crudo, que no invirtieron en crear profesionales, técnicos y universitarios, capaces de desarrollar otros sectores de futuro. El recurso del talento es tan inagotable como la propia inteligencia humana. Cuando hablamos de crear autopistas de información en Tenerife, un banco de datos de almacenamiento seguro, un lugar desde el que conectarse con el mundo, hablamos de redes de fibra, de cables submarinos, de sofisticados equipos electrónicos. Y hablamos de técnicos, de investigadores, de ingenieros, de trabajadores altamente especializados... Todo lo que invirtamos hoy en formación será la mejor y la mayor riqueza de nuestra isla el día de mañana. Y en el Cabildo todos los grupos políticos hemos formado un bloque sin fisuras en el trabajo y el apoyo a las iniciativas de Tenerife 2030.

*Presidente del Cabildo de Tenerife