Tomo este título de una información de un periódico nacional, completándose aquel con los términos "dimisiones y nuevo presidente". Ello con las fotografías de José Varela Ortega, presidente institucional, Eduardo Serra, presidente ejecutivo dimitido, y Juan M. Villar Mir, probable nuevo presidente. Estos últimos datos los recibo o recojo, pero no para hacer glosa o parecer, recordando los deseos de información a la fundación, a raíz de mi lección magistral de cátedra sobre Ortega y Gasset y el pensamiento jurídico, con tres ediciones, extendiendo igualmente mi relación también a lo que había sido palacio de la Sección Femenina, en la calle de Fortuny, de Madrid, sede actual de la fundación.

Me limito a subrayar la noticia, que, como veraniega, ha pasado desapercibida. Ha habido problemas económicos por una deuda estructural. Nos recuerda García de Cortázar (Abc 30-7-2016, "Políticos y farsantes") que, "lejos de ellos, la inmensa mayoría de los españoles, y en especial los que tenemos edad para recordar la inmensa esperanza que vivimos al devolverle a esta nación la dignidad de su democracia, observamos esa ridícula trama de polichinelas. Porque ellos son ahora la elite sobrevenida, la casta dominante, la oligarquía invasiva. Nosotros seguimos siendo, a pesar de todo, el pueblo".

Eso pudiera ser la crítica positiva nuestra. Tuve el honor de ser invitado a la tertulia del hijo de Ortega, Miguel Ortega Spottorno, en su casa de Madrid, de Martínez Campos, entre cuyos participantes destacaba Ramón Giner, catedrático. A la muerte de Miguel, llamado por su padre "su arcángel", los tertulianos le organizamos el funeral y entierro en San Isidro. Luego, el homenaje, con Luis María Ansón y otros, cuyos textos guardamos como un tesoro. No sé si con estas ideas, y mi recuerdo a Miguel Ortega, y a mis maestros LegazLacambra y Recasens Siches, ha podido ser suficiente para el resumen y homenaje a don José Ortega, a cuya fundación deseo los mejores éxitos.

*Premio Nacional de Literatura