Volvemos a enfrentarnos a una situación única en la historia democrática tanto de nuestra nación como de la europea: la posibilidad de unas terceras elecciones debido a la falta de acuerdo de los políticos, donde algunos quieren y buscan intereses por encima de todos los españoles. En definitiva, los intereses de España.

Sin lugar a dudas, son momentos de reflexión y creemos que es importante valorar ciertas actitudes de algunos políticos, que vuelven a dar la espalda a la decisión mayoritaria del pueblo soberano después de dos elecciones generales en las que uno ha sido el vencedor y la opción elegida por los ciudadanos. Es verdad que estamos en un régimen mayoritario, pero nunca ha ocurrido que quien gana las elecciones no gobierne.

Para nosotros, es fundamental tener factores inhibitorios, que no son otros que los principios básicos que deben regir la vida de todos, como la educación, el civismo, los valores morales y tener vergüenza ajena, pero cuando alguien no los tiene le resulta muy difícil, si no imposible, adquirirlos. Sin embargo, todos ellos son imprescindibles para un adecuado comportamiento de las personas, sobre todo de aquellos que se dedican a la actividad pública. La experiencia se construye, no se compra.

Cuando algunos políticos, como es el caso que nos atañe, carecen de factores inhibitorios, tienen el gran riesgo de ser unos iluminados, mesiánicos y predicadores de la nada. Además, al no tener sentido del ridículo, todo lo que hacen lo llevan a cabo de forma grandilocuente, sin ponerse ni siquiera colorados. Es verdad que de lo que se mira solo se ve lo que se sabe, y debemos decir que en una corporación local un día se lo dijimos a un miembro de la misma y pensó que era un piropo; sin embargo, le decíamos que era un ignorante, de forma educada.

Una escena e imagen que hemos podido ver estas últimas semanas teniendo las redes sociales como grandes protagonistas del hartazgo de millones de españolas y españoles: mientras el líder de los socialistas, Pedro Sánchez, asegura en un canal de su partido que "el PSOE ha hecho todo lo posible", aparece en ese mismo momento en una playa disfrutando de un relajante baño. Debemos decir que cuando habla Pedro Sánchez no habla el PSOE, sino una parte minoritaria. Habla lo peor del PSOE, no lo mejor. No sabíamos que desde una playa se podía dirigir el futuro de un país, pero anotado queda.

También es verdad que hay quienes creen que un representante son más que diez, y que 80 más que 137. Todo hay que ponerlo en su sitio.

Sánchez carece de factores inhibitorios, y esto, en política, es excesivamente peligroso y dañino para el interés de todas y todos, que es el general y el que debe mover a un político por encima de cualquier otro en la toma de decisiones.

El "no" anticipado y sin conocer las propuestas del Partido Popular nos llevan a pensar en el dislate del líder socialista, que se niega a apoyar la investidura de un gobierno del PP aún teniendo en cuenta el resultado arrojado por las urnas el pasado mes de mayo y en diciembre pasado, cita en las que su candidatura perdió apoyos.

No es bueno en política mezclar el odio con el interés general. Nos pueden odiar, caer mal o peor, pero jamás evidenciar una negativa sin antes conocer las posturas, y eso es lo que hemos podido apreciar en las últimas semanas a pesar de los llamamientos realizados por varios dirigentes y exdirigentes de esa formación política.

Nos llama mucho la atención que existían más ansias por destruir las políticas de los que han estado en el poder que entre todos buscar soluciones constructivas, algo que hemos reiterado públicamente en diversas ocasiones.

Insistimos en que no seremos nosotros los que critiquemos algo sin antes poner nuestro granito de arena, si así lo estimamos oportuno. No vivimos de la política. No. Y tampoco queremos vivir de ella. Quizás sea ese el motivo por el que vemos más allá de las siglas que cada uno representa, o cree representar cuando en realidad a quienes nos debemos son a los ciudadanos y ciudadanas que nos han colocado en ese puesto de manera temporal.

Somos los que pensamos que los cargos no hacen a las personas, sino las personas a los cargos, a pesar de que algunos no han aprendido. Somos meros administradores temporales de lo público, que es lo de todos y no dueños de lo mismo.

Por eso, y bajo el paraguas de todo lo argumentado, creemos que no nos merecemos tener políticos de la talla de Pedro Sánchez, que han dado y vuelven a dar la espalda a los ciudadanos que él mismo representa, cerrándose en banda a cualquier acuerdo sin antes sentarse, creyendo que gobierna para los suyos, y no. Está muy equivocado. Debe gobernar y hacer política para todos, independientemente de la ideología que tengan.

*Senador por Tenerife del Partido Popular y portavoz del PP en el Ayuntamiento de La Laguna