El famoso artículo 99 de la Constitución española está teniendo una literatura extraordinaria. No se lo pudieron ni imaginar sus excepcionales comentaristas, como Antonio Hernández Gil -muy olvidado-, Oscar Alzaga, ni el que fuera letrado de la ponencia de la Constitución, el catedrático Garrido Falla. Aunque el citado art. 99, que es largo y preciso, con cinco párrafos, y dentro del título IV, "del Gobierno y de la Administración", -por una serie de circunstancias, en la actualidad casi podríamos sugerir que se situase dentro de aquellas rúbricas y preceptos que se refiriesen a las "facultades del Jefe del Estado"-. Y alguna de estas "circunstancias", en términos de Ortega, pudiera estar el hecho de su posible aplicación, en los términos en que actualmente se está moviendo desmesuradamente el problema: cuando para la viabilidad de la decisión real, además del aplazamiento de un mes para la propuesta ante el Congreso de los Diputados de una propuesta de un candidato, hayan surgido el problema del "pactismo" entre los partidos políticos. Distintas, distantes y controvertidos. Hasta el punto de que de una forma expresa, con usos reglamentarios, resultará o no el acierto de las "componendas".

Este largo preámbulo viene a cuento para la cuestión concreta del título: el candidato Sánchez, secretario general del PSOE, que negó previamente su diálogo con el presidente Rajoy, ha iniciado conversaciones para tener los votos necesarios en el Congreso. A los pocos minutos de darse a conocer por el presidente de la Cámara, socialista, y aceptado por el PP, como ya ocurrió con su presidencia en el País Vasco. Sánchez habló de su programa, con mayor precisión que lo habían hecho antes. Con sus reformas. Y significadamente, al final, de manera concreta, se refirió a la reforma constitucional, y dentro de ella, el paso a un Estado federal. Aquí vienen mis dudas sobre si esa reforma es posible tal como está redactada la Constitución, es decir, que había de dar entrada al título X, "de la reforma constitucional", que exige un quórum inalcanzable, de no contar con los parlamentarios del PP.

El grupo de Podemos, por el contrario, es de naturaleza "antisistema". Y acaso, en estos días primeros de diálogo, parece que se van reduciendo, para mí maquiavélicamente, las diferencias, tanto en Sánchez, como en Iglesias, como un Zapatero II.

Lo fundamental, para nosotros, es que tanto Sánchez como Podemos, tendrán que medirse lo suficiente para mantener lo del Estado federal. Porque tal reforma es inviable si n o se alcanza semejante compromiso por todos los grupos.

*Premio Nacional de

Literatura