No se engañen ni equivoquen, que esto no lo digo por la escena agridulce de Javier Bardem en la cubierta de un transbordador que cruza la ría de Vigo. No, no tiene nada que ver con el paro y sus risas, con esa amargura extrema (en España de ambas cosas hay de sobra), con esa desgracia, con esa falta de consuelo. Tiene que ver, y mucho, con la política basura y su ristra de manejos. Estos lunes al sol tienen la firma, por ejemplo, de José Manuel Soria y su equipo, más la banda de cornetas y tambores que siempre acude en sus visitas a tan ejemplar región RUP, por lugares, foros y otras excelencias que se montan (o le montan) en esta Canarias tan dada a la pachanga y al bronceado.

Por si andan algo despistados, sepan que las elecciones al Congreso y al Senado, las que configurarán, para bien o para mal, el nuevo Gobierno de esta patria llamada España (y por ahora se incluye a Cataluña), son el 20 de diciembre próximo. O sea, pasado mañana...

Esa razón, tan de peso y que pone de los nervios a sus señorías, justifica que los partidos de siempre, también conocidos como los grandes o tradicionales (se incluye la CC de Ana Oramas, Carlos Alonso y el alcalde de Benijos; perdón, quise decir de La Orotava, Francisco Linares, todos ellos ejemplos de la renovación que promulga el presi Clavijo), estén gastando toda la gasolina que tienen y la que no tienen (algunos incluso se endeudan por tal afán) en convencer al vecindario de que lo que hay que hacer es votarlos sin antes ejercitar la memoria, solo a ellos y nada más que a ellos, jamás a los llamados emergentes, aunque unos sean más emergentes que otros, sobre todo por aquello de que parece que se puede ser emergente y a la vez una especie de oficina de representación de la ideología tan extendida y bien gastada en los últimos cuatro años de ejercicio, con todos sus desnudos completos y transparentes de honda corrupción.

En estos tiempos otoñales, siempre fríos en la meseta castellana, no está nada mal pasar un fin de semana largo en las islas afortunadas (donde la familia, en sentido muy amplio), tan cercanas al trópico, y además adoptar la estrategia de los lunes al sol: cargo pilas los sábados y domingos (a veces ni eso), que para eso soy el jefe, y luego, con la ayuda de muchos adláteres y otros soportes de origen variado, me suelto el rollo (mejor articulado y sin menos cabreos visibles que, por ejemplo, los de Pablo Matos -cosas de segundones-) que me traslada "online" y con endiablada puntualidad la cocina ideológica montada en Génova con los últimos avances y de aquella manera.

Así se alimentan los lunes al sol de Soria en las Islas, con mensajes precocinados, recién sacados del microondas o bien conservados gracias a la avanzada técnica criogénica. La mezcla de tan excelsa variedad de nutrientes, por lo que se ve y escucha quizá algunos con propiedades energéticas más propias de un universo aún no conocido, es la que permite afirmar al también ministro y líder del PP en Canarias (muy por encima del venido a menos Asier Antona), seguro que con aplausos de fondo (de los suyos y siempre de la banda de cornetas y tambores...), que el PP es la única formación capaz de conseguir la remontada en el partido más duro que hoy en España se juega: el disputado contra la crisis. Así lo vino a decir; así mismo lo soltó, sin arrugas ni risas, más bien serio, muy serio.

Lo mismo que a primera hora del lunes pasado Soria argumentó a su manera en Santa Cruz luego ejecutó, solo unas horas más tarde pero dentro del mismo lunes al sol, en La Laguna, nada más y nada menos que en una estancia de la universidad, esta vez de la mano de un supuesto seguidor de sus enseñanzas que antes lo fue de las de otro millón de partidos.

Cuando se domina el cotarro, la farsa, el teatro y la falsificación de la realidad, los lunes al sol, por lo menos en Canarias, se convierten en días sin fin. Estén muy atentos, que, desde esa jornada y hasta el 20D, todos los días serán como aquel lunes al sol, pues la cercanía de las elecciones multiplica y reproduce los manejos.

Ya saben que no hay que hacer caso de lo que ahora se dice con todo tipo de florituras: solo basta pensar en la herencia y la realidad sufridas. Con esta máxima bien grabada entre ceja y ceja, toca asimilar de una vez por todas que el 20D es la primera gran oportunidad de castigar por lo mal hecho. Y no digo más.

Ahora, que llueva y llueva... Siempre esto será mejor que un lunes al sol picante de los que le cocinan a Soria.

@gromandelgadog