Como en una pelea de pareja, los socialistas y nacionalistas se cruzan reproches, recuerdan viejas traiciones para justificar las nuevas y se amenazan mutuamente. El pacto parece una telenovela venezolana. Hay una parte del PSOE que no está cómoda con los nacionalistas. Y una parte de Coalición a la que no le gusta el pacto con los socialistas. Son los que soplan en las brasas de cada pequeño incendio, con la esperanza de que las llamas alcancen la intensidad adecuada para churruscar a Patricia Hernández y a Fernando Clavijo. Con tanta oposición interna, el PP está como de vacaciones. Con una sonrisa en los labios y viéndolas venir sin despeinarse. Al fin y al cabo le están haciendo el trabajo sus propios adversarios. Y desde dentro. O los líderes de los partidos ponen un poco de orden o el acuerdo regional ni siquiera se va a comer el turrón.