A veces, la opinión pública y la realidad están disociadas según que el interlocutor de turno quiera blandir la espada por su interés particular y sostenga sin datos que le respalden que el turismo, el comercio y la hostelería son dañinas para el empleo. Lo cual no es más que una falacia interesada.

Antes de la crisis, este sector aportaba un 28,7% del PIB y hoy aporta un 30,7%, mientras que sostenía el 38,3% del empleo de Canarias y hoy sostiene el 42%. O sea, que con un poco más de aportación al PIB sostiene, proporcionalmente, más empleo.

Si echamos un vistazo al sector de la construcción, bajó su aportación al PIB desde el 9,9% al 4,5% y el empleo en Canarias desde el 13,8% al 6%.

Como resultado, la tasa de paro subió del 11% en 2007 al 33% en 2013 y la economía sumergida se disparó hasta límites incalculables.

Los datos son muy claros: en 2013 trabajan en Canarias 568.000 personas en el sector privado, los cuales aportan renta, impuestos y cotizaciones sociales para sostener a 163.000 empleados públicos y 1.200.000 dependientes (jubilados, parados, amas de casa, menores y personas con problemas de integración social).

Esto sería imposible sin que nuestra condición ultraperiférica garantizara un REF competitivo y unos fondos europeos fundamentales para abaratar la cesta de la compra, o mejorar la productividad industrial o agrícola de las Islas y, por extensión, el empleo.

Canarias necesita un programa revulsivo para su economía que pasa por apuntalar los sectores intensivos en mano de obra como el turismo, el comercio o la hostelería, recuperar la actividad de la industria, construcción y agricultura e invertir, de manera intensiva, en medio ambiente, logística, transportes, nuevas tecnologías e internacionalización.

Demasiados años hablando de lo mismo y pocas estrategias eficaces desde la administración pública cuya rueda gira varios pasos por detrás de la economía real y por delante con un exceso de burocracia y planificación de suelo, y que tiene que diseñar una hoja de ruta adecuada a la que nos subamos los sindicatos y empresarios.