Las cifras del trágico terremoto de Nepal son descorazonadoras. Más de 7.500 personas han perdido la vida. Otras 14.000 han resultado heridas y cientos de miles se enfrentan a ciudades enteras que han quedado arrasadas por la sacudida. El dolor inmenso de tanta gente que llora a sus muertos, personas a las que se les han disparado las carencias y las urgencias, y que en esta dura crisis necesitan todavía más ayuda internacional. Nepal es uno de los países más pobres del mundo. Entre los fallecidos hay una española que se encontraba en la región de Langtang. Allí el seísmo provocó una avalancha de hielo, piedras y lodo que, según explican, debió descender como una ola de barro por todo el valle. Esto es lo que he leído hasta el momento en que estoy escribiendo el artículo. Ahora los equipos de rescate tratan de encontrar a los seis españoles que aún continúan desaparecidos.

Y en medio de tanta información como fluye por la red encuentro una iniciativa de un grupo de fotógrafos residentes en Nepal que ha lanzado un proyecto en las redes. Quieren compartir sus imágenes sobre cómo están siendo los días posteriores al demoledor terremoto en Katmandú y en otras zonas del país. He visto algunas de estas fotos en las que muestran a la gente en medio del caos colaborando, voluntarios ayudando, personas que de forma improvisada se han ido organizando como pueden para empezar a reconstruir sus vidas entre las ruinas y mantenerse a flote en medio de la tragedia.

Rafael Bisquerra es catedrático de Orientación Psicopedagógica en la Universidad de Barcelona. A mitad de los noventa su interés se centró en la investigación de la inteligencia emocional, muchos le consideran el "Daniel Goleman" español. En una interesante entrevista que nos concedió hace algunos meses en Radio EL DÍA, dijo que "cada vez está más convencido de que la mayor manifestación de inteligencia es la capacidad de construir el bienestar a pesar de todo". Y lo explica. "Este a pesar de todo se concreta en lo siguiente. Hemos de ser sensibles al sufrimiento, pero esta sensibilidad no debe hacernos vulnerables de tal forma que nos hundamos. Hemos de ser como el corcho, que en la más fuerte de las tormentas no se hunde. Esta es la forma de construir el bienestar personal y social". Al contemplar las fotografías de la reconstrucción espontánea en Nepal, he recordado a Bisquerra.

En "Educación emocional y bienestar", un libro del que es autor, dedica un epígrafe a Viktor Frankl, psiquiatra austríaco, prisionero en dos campos de concentración nazi en los que vio morir a su mujer, sus padres y su hermano. Él sobrevivió a tan terrible experiencia que luego reflexionó por escrito en "El hombre en busca de sentido". El título de este libro me ha llegado ya por varias vías, así que tengo interés en leerlo. El profesor Bisquerra explica la propuesta de Frankl, y afirma que "la fe en el futuro nos mantiene vivos". La persona, dice, "no puede controlar las condiciones con las que tiene que enfrentarse. Sin embargo, puede controlar sus propias respuestas. Lo que importa es la forma en que cada uno responde a lo que experimenta en la vida diaria". Y más adelante afirma: "Entre la mayor de las adversidades o desgracias y nuestra explicable respuesta de abatimiento, derrota, desaliento..., está la libertad interior que permite cambiar la actitud y, por consiguiente, la respuesta".

El poderío de la naturaleza manda, y manda mucho una vez más. Las circunstancias se imponen implacablemente causando un enorme dolor, pero a pesar de todo, en Nepal hay gente que ya se ha puesto manos a la obra para empezar de nuevo.

@rociocelisr

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