Nacida en 1942, con una voluntad de servicio, de visión y esperanza, con identidad propia, al margen de los círculos aliados-mundo soviético y comunista, el general Franco, en plena Guerra Mundial, asediado o estimulado por el mundo anglófilo-nazi, supo y pudo ser neutral, en aquella II Guerra Mundial, devastadora, que por su propia dinámica era faro de expansión ideológica. Frente a ella, el general Franco, apenas salido de la Guerra Civil española, se supo situar, como pudo, al igual que aquel "faro de Finisterre". Supo ser y lo pudo sentir, visionario.

El general Franco no es que tuviera una estrategia de experiencia mundial, que no vivió. Pero fue estratega del futuro de España, sin complejos: nuestro Ejército nacional, en aquellos años próximos, terminó por agotar los cuadros de mando de los Alféreces Provisionales. Y al igual que hiciera Hitler, en sus años de sometimiento al mundo aliado, formando a los pocos soldados que le permitían, con el espíritu y categoría de oficiales, el Caudillo se dispuso, objetivamente, a anticiparse a los acontecimientos. Los cerca de 300.000 alféreces y sargentos de Complemento, surgidos de los campamentos de la Milicia Universitaria, de Seva, Chapas, Montseny, Robledo, Montelarreina, Villafría, entre otros, y los de la Marina, fueron la base externa, y viva, de unos jóvenes universitarios. Para servir a la patria antes que a ideologías contemporáneas, llenas de intereses.

Este prologuillo se dirige a intercalar algunos de los nombres, desparecidos en 2014, en el silencio de la paz, castrense y ciudadana. Cada uno de ellos es un broche de oro y de esperanza. Han muerto en la paz de los justos. Señalo a Fernando Piris, número uno de la promoción de Artillería, y presidente de la Agrupación de la MU de Cataluña, un profesional técnico, un integrador en la amistad castrense catalana. O José Joaquín Sandro Dronda, con un año más de servicio de los seis meses, tras su carrera brillante de Derecho en Zaragoza, por razón de los maquis. Presidente de Ibercaja, y de las Cajas de Ahorro europeas. Silenciosamente, se nos fue ciego y lleno de espiritualidad. O Julio Gutiérrez Rubio, ilustre alcalde de Salamanca, y miembro del Tribunal de Amparo Sindical, brazo derecho de Fernández-Miranda en la pretransición, y gobernador civil en varias provincias. Y Jesús Marina Martínez-Pardo, magistrado del Tribunal Supremo y académico de número de la Real de Jurisprudencia y Legislación, del campamento de Ronda.

autor de "La Milicia Universitaria. Alféreces para la paz"