El cronista hace hoy uso del título de una gran serie radiofónica de bastantes años atrás y que tuvo mucho éxito en todo el país. Un buen número de capítulos, muchos, pero muchos, que hicieron emocionarse, reír y llorar, a gran cantidad de personas, ellas y ellos, de todas las edades.

María Salerno fue la protagonista de la mujer sufridora, pero al mismo tiempo brillante y triunfadora. El éxito de la actriz alcanzó tal magnitud que todo el mundo quiso conocerla en persona, físicamente, saludarla, hablar con ella, tocarla; y era visitante habitual de las emisoras de radio, periódicos y televisiones, que se disputaban entrevistas, fotografías y declaraciones.

El cronista todavía recuerda cuando llegó a Tenerife. El aeropuerto de Los Rodeos, a rebosar de miles de seguidores, especialmente mujeres, que habían seguido, a lágrima viva, cada episodio, más de quinientos, de aquella joven mujer que, según el argumento, había salido de Santander para emplearse como sirvienta en un domicilio de Madrid y sufrir una serie de desventuras.

La obra era original de Clementina Angélica Palomero, abogada, escritora y guionista de radio en su país natal, Argentina, y que firmaba con el seudónimo de Celia Alcántara. Aquí hay que añadir que el guionista de la versión española y de tan larga producción fue el canario, nacido en la Isla de La Palma, Guillermo Sautier Casaseca, conocido como el rey del serial o de la lágrima, autor del más afamado relato dramatizado que en la radio se haya hecho: "Lo que nunca muere" y, especialmente, "Ama Rosa", de también mucho éxito y que seguramente recordarán muchos de los lectores que me siguen hoy, si bien hay que señalar que nos estamos refiriendo a los años de 1971 a 1974. Pero ¡qué son cuarenta años!

Fue tal el triunfo de esta obra y tan grande su penetración en un público heterogéneo que, siendo especialmente diseñada en su estructura argumental para la radio, tuvo réplica en el cine con un filme de Enzo Bellomo, en una fotonovela de cerca de cien fascículos y varias versiones locales en muchos países hispanoamericanos donde, periódicamente, aún hoy, como es el caso de la cadena mexicana Televisa, se repone en canales de radio y televisión.

Pero el cronista se estaba refiriendo al encuentro de la actriz María Salerno con sus admiradores en la isla de Tenerife. Pancartas con todo tipo de lemas y referencias a la serie: "María, quédate en Tenerife", "Eres mi sirvienta favorita" o "María, tú si eres la auténtica María".

Aquí, en las islas, se escuchaba el relato radiofónico por las emisoras de las cadenas CAR, CES Y REM; es decir, Radio Juventud de Canarias en Santa Cruz de Tenerife, La Voz de la Isla de La Palma y Radio Atlántico en Las Palma de Gran Canaria. Y fue la emisora de Santa Cruz de Tenerife la que organizó el viaje y la estancia de la actriz.

-¡Oiga, oiga! (Una señora se acerca).

-¿Sí, sí, señora...?

-¡María... sí, me llamo María!

-¡Qué casualidad...! ¡María!

-Pues no, no es casual, porque bastantes mujeres de mi edad nos llamamos María por la protagonista de la radio. Muchos padres de entonces, tan entusiasmados con la radionovela, bautizaban a las niñas que nacían en aquellos años con ese nombre de su querida María de su crónica de hoy.

-No, no, mi protagonista es otra María, que citaré más adelante.

-¡Claro, María hay muchas y muy famosas, empezando por la Virgen María!

-No, no voy por ahí, señora.

-¿María Dolores, la que cantan Los Paraguayos?, ¿María, la de West Side Story?, ¿María Dolores Pradera?, ¿María de la O?

-María, esa no existió. Es una canción de Marifé de Triana, Niña Pastori y además... (¡Anda!, la señora se arranca a cantar a grito pelado).

María de la O, qué desgraciadita

gitana tú eres teniéndolo "tooo".

Te quieres reír, y hasta los ojitos

los tienes morados de tanto sufrir.

(El cronista observa que se va acercando gente y, azorado...)

-¡María, María..., que está dando usted un espectáculo en plena calle!

- ¡Estoy cabreada, amigo, o me dice usted a qué María se va a referir o sigo cantando a grito pelado!

-Vale vale, María. Es de aquí, de Tenerife y le diré que ahora mismo, en La Cuesta, entre Santa Cruz y La Laguna, se ha montado un espectáculo dedicado a ella.

-¡Ah, coño!, haberlo dicho, es una artista, ¿no?.

-No, es una funcionaria que ha protagonizado en una oficina municipal un hecho lamentable.

-¡Cuente, cuente!

-Bueno es que..; pero mire, voy para allí y, si tiene interés la llevo.

(Durante el trayecto el cronista cuenta cómo a él mismo con gritos y gestos, el pasado lunes, en esa oficina municipal, eran las 13.20 de la tarde, esa señora, que se llama María, como luego me comentaron, no me quiso hacer un documento de residencia para viajar y se negó a recoger unos papeles a una pobre y asustada señora de rasgos indoamericanos, posiblemente peruana, que llevaba una criatura en brazos.

¡Si sólo vengo a dar este papel!, decía angustiada.

(A gritos decía la tía: ¡Nada, nada..., vengan mañana a las nueve! Pero ¿qué se creen..., que va a estar uno aquí trabajando hasta las cinco de la tarde? ¡Fuera, fuera..., mañana! Y nos echó hasta la salida y cerró la puerta con malos modos).

-María, y hay un cartel en la oficina que dice abierto de 9 a 13.30 horas. ¿No le pudo recoger los papeles a la pobre señora o decir lo que vociferó con la amabilidad que se le debe suponer a un servidor público?

-¿Y qué pasó con su documento de residencia?

-Lo mío es lo de menos, aunque, eso sí, con buenos modales. Lo hice al día siguiente en otra ventanilla. Y por cierto, alguien me comentó que la policía municipal de la zona, que está en el mismo edificio, se ha referido a que no es la primera vez que esa "jefecilla" protagoniza episodios parecidos y además, indagué, me lo corroboraron otras personas.

-¡Vaya vaya!... ¿Y por eso le hacen un homenaje?

- Es un simbolismo. Una protesta... ¡Mire, mire..., mis admirados Simon y Garfunkel!

-¡Hola, Simon, hola Art!, ¿al fin vinieron hasta Tenerife?

-Si, nos enteramos de esto por lo que escribiste en Internet y vamos a interpretar "El cóndor pasa" para esa mujer que no quisieron atender. Si es de esa zona, que recuerde algo bonito del paisaje andino.

-¿Y qué hacen aquí ustedes, los del grupo Ataúd Vacante?

-Pues igual. Al enterarnos, y ya sabes la amistad que tenemos con tu hijo, hemos venido a tocar algo para apoyarte y rechazar ese tipo de acciones.

(No les miento si les digo que me conmocionó el gesto de estos jóvenes músicos tinerfeños; la presencia de Simon y Garfunkel (¡qué recuerdos de "Señora Robinson"!) y el ambiente que se vivía de solidaridad, en reprobación a lo que el cronista hoy les ha contado. La emoción ahoga cualquier comentario).

Eso sí, que no vuelva a ocurrir.