El año 2014 que acaba de terminar es para mí un año singular en España: abdicó el rey Juan Carlos, subió al trono su hijo Felipe VI, dos ministros dejaron sus puestos, por diversos motivos. Hay una corrupción galopante en España, especialmente destacable en el ámbito político, no solo en el Gobierno nacional (Gurtel, Valencia...), sino en todos aquellos partidos que tienen poder, caso de Andalucía, donde gobiernan PSOE y IU, con el agravante en este caso de que se trata generalmente de dineros dedicados al paro o cursos de formación. El caso de empresarios que dan dinero a cambio de concesiones es también criticable, penalizable, pero para mí menos. Al propio tiempo no hay la más mínima autocrítica, y partidos como el socialista e IU, así como los nacionalistas catalanes, con el caso Pujol y otros, no dejan de criticar al Gobierno y no se disculpan por lo que ocurre en su casa.

Hoy voy a criticar lo que hay en el ámbito nacional y local. El Gobierno del PP, que, no olvidemos, obtuvo mayoría absoluta, por el desastre del Gobierno de ZP, con los cajones llenos de facturas sin pagar, poniéndonos al borde del rescate europeo, con lo que habría significado para recortes de todo tipo, al mismo tiempo que la liberalidad con la inmigración irregular, "papeles para todos", nos llevó a casi cinco millones de parados (cifra similar a la que dejó Felipe González a Aznar). El PP ha hecho bien las cosas en el escenario macroeconómico, reconocido internacionalmente, traducido en la baja prima de riesgo, con lo que las enormes deudas del Estado cuestan menos; el auge de las exportaciones, que mejora nuestra balanza de pagos, y el éxito de nuestras empresas punteras, con el desarrollo de importantes obras en el mundo que nos dan dividendos y prestigio. Al mismo tiempo, el turismo en nuestro país ha crecido de forma importante. España está recuperando el prestigio perdido en la época anterior, la de la Alianza de las Civilizaciones, que solo sirvió para gastar el dinero que no teníamos, como ahora los catalanes con sus embajadas y promoción de su independencia.

Sin embargo, esto se hizo a costa de la clase media y baja de nuestro país, donde por lo visto hay más millonarios que nunca, cosa normal en épocas de crisis. Se cerró o despidió personal de los organismos públicos, a veces irregularmente, cuando lo que tenían que haber hecho era no cubrir vacantes ni contratar asesores ni personal, que para eso disponían de los funcionarios. Se recortaron sueldos y aumentaron impuestos.

Este es el panorama a nivel nacional, más o menos. A nivel local, la crítica exacerbada a todo lo que se hace en el país me parece injusta y preocupante, pues toda acción provoca una reacción. No debemos olvidar que el desarrollo de las Islas, con una renta similar a la europea, desde luego muy superior a los países africanos, a los que algunos aspiran, se lo debemos a que gracias a formar parte de España somos parte de Europa. No es de despreciar el tema de la defensa cuando la guarnición de las Islas ha disminuido de forma importante, y no podemos olvidar el número importante de conflictos en medio mundo, especialmente ahora con el mal llamado Estado Islámico, a lo que todos estamos expuestos, al menos a las actuaciones terroristas como la de París, donde se dio la lección de la reacción de un país democrático y patriótico, apoyando al Gobierno, similar a lo ocurrido en Londres y en EEUU; nada que ver con lo ocurrido en Madrid con el 11 M, que se aprovechó para el cambio de un Gobierno con mayoría absoluta, en vísperas de elecciones, y que según las encuestas podía revalidar.

El turismo en las Islas está en auge, pero es lo único, y la cifra de paro es junto a la de Andalucía la más alta de España, más del 30%. La agricultura no cubre las necesidades locales, la industria prácticamente ha desaparecido. Se ejecutan o proyectan obras propias para otras épocas, no de crisis, como el tren al Sur de Tenerife, en vez de dedicar la mayor parte del presupuesto a mejorar la Sanidad, la Educación y, sobre todo, la contratación de personal. Hay muchos puestos necesarios que podrían cubrirse: policías de barrio, guardianes de parques y jardines, construcción de viviendas sociales por los Ayuntamientos, de forma similar al Reino Unido y otros países. Terminación y puesta en funcionamiento de los hospitales del Norte y del Sur, ¡tan necesarios!, finalización del anillo insular...