En Venezuela hemos visto imágenes estos días con colas interminables de gente, en tiendas y supermercados, intentando conseguir productos básicos. Productos que ya ni siquiera se encuentran en el mercado negro.

Se veía venir. La caída repentina y continuada de los precios del petróleo ha golpeado duramente una economía que ya sufría fuertes distorsiones. El país se encuentra técnicamente en recesión y en bancarrota. Y ahora en la caída por el precipicio es cuando se le ha ocurrido a Maduro acudir al exterior en busca de ayuda.

Mientras ordeñaban a gusto los precios del petróleo y vendían bien los barriles, se podían permitir el lujo de enfrentarse a medio mundo. Ahora tienen que salir al exterior a buscar ayudas para que no se produzca un estallido social, que por lo que se intuye está más cerca que nunca. La gente está harta. A ver dónde quedan las ideologías y las soflamas cuando el hambre empiece a apretar.

No es la primera vez que lo escribo. Da pena ver a un país con tanto potencial sumido en una oscuridad tan profunda. Incluso las aerolíneas han dejado ya de volar a la octava isla. A Venezuela se le puede aplicar aquello de "a perro flaco, pulgas", pero es que en breve, me da que hasta las pulgas van a saltar del chucho.

@sdnegrin