La publicada en este medio el pasado 4 de enero y que realizó Jorge Dávila al director general de Cultura del Gobierno de Canarias, Xerach Gutiérrez Ortega, quien lleva dos años en el cargo, y en mi humilde opinión está desarrollando su responsabilidad satisfactoriamente.

Parece que hoy en día en los medios solo interesa destacar problemas y malas noticias. Ya sé que existen a montones, pero parece que a la opinión pública solo le interesan la corrupción, el paro, el separatismo, los procesos judiciales o la entrada en la cárcel de un famoso. Vamos, regodearse en los malos ajenos y obviar cosas más agradables. Como dijo un obispo francés en su momento: "Los humanos siempre estamos prestos a unir nuestro esfuerzo en las tristezas y muy pocas veces en las alegrías".

Cada vez me gusta menos esta idea de sociedad y sus deplorables comportamientos, pues debemos ser solidarios y comprensivos con los problemas de los afectados, y mientras la Justicia no dicte sentencia, la misma que también a veces se equivoca, nadie es culpable.

Valga este largo preámbulo para volver a escribir sobre cultura, un tema que reiteraré las veces necesarias, y de lo que iba la entrevista señalada. Los pilares de una buena sociedad deben asentarse en la educación y la cultura, que son las bases fundamentales que determinan la calidad de un pueblo. No olvidaré nunca la frase de un entendido musical, un importante cargo de la revista La Ópera que, sentado en la butaca de al lado del viejo Teatro Leal, mientras nos sumergíamos en la belleza de la melodía del intermedio de la ópera "Adriana de Lecouvreur" del maestro Francesco Ciléa, me dijo: "Un amante de la belleza de la música es un alma buena".

Pero vayamos a la conversación publicada. Conozco a Xerach desde hace bastante tiempo, es una persona joven, dinámica, trabajador incansable y muy preparado para la labor encomendada. Ha aparecido en el mundo cultural, como muy bien dice, siendo un bombero o "apagafuegos", sin un triste duro, y con unos recortes que no dan siquiera para contentar a las masas. Recursos tan escasos que casi pueden considerarse miajas, pues realizar cultura en Canarias es un esfuerzo enorme al que hay que añadir la insularidad. Lo fácil es disponer de los recursos del Teatro Nacional de La Zarzuela en Madrid, un auténtico pozo sin fondo donde se dilapida el dinero a mansalva, pero lo complicado es realizarla en las islas.

Dice Xerach que "seguimos pagando los pecados de 20 años de cultura gratuita", que también es necesario reordenar los actos culturales, y que es un deber moral echarle una mano a los que recurren a su esfuerzo para fabricar cultura. También se refiere a la estampida de los empresarios que solo apoyan aquello donde se beneficien a sus productos, y tiene mucha razón cuando denuncia la escasa participación del público. Ya dice EL DÍA en una encuesta que el 86% de los consultados opina que la cultura tiene que ser gratuita. Con estos mimbres, ¿cómo se puede arar esta tierra? Con el todo gratis y las localidades de violín, como se decía antes, no se crea empleo.

En la isla de enfrente parece que existe otra corriente, pero allí el público acude a todos los eventos. Lo vemos en el Festival de Música y la Ópera, dónde un domingo en el Pérez Galdós pagando un dineral, el patio de butacas está prácticamente lleno. Aquí, sin embargo, cada año los distintos festivales pierden audiencia, y es de pena contemplar la cara de los artistas cuando salen a una sala tan vacía.

Xerach es un ejecutivo amable y siempre tiene un hueco para atenderte. No se pueden pedir peras al olmo, y en la medida de sus posibilidades siempre está dispuesto a colaborar. Tiene experiencia en la gestión cultural, ya que en su día se ocupó de la Bajada de la Virgen en la Isla de la Palma, antes de incorporarse a su puesto en Canarias Cultura en Red, donde aterrizó cuando el Gobierno eliminó la Viceconsejería.

Este nuevo año parece que hay predisposición a aumentar las partidas de los diferentes actos culturales, de lo que podrán beneficiarse organizaciones y asociaciones para poder mantener los espectáculos y que Tenerife no quede descolgada.

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