Qué conmovedor. La ministra de Fomento piensa pedir a las compañías aéreas y navieras que no sigan ordeñando a la gente con los precios de los billetes. Eso demuestra el nivel al que se sitúa el Gobierno. Nivel de mesa petitoria. Como el Día de la Banderita. Las compañías le dirán a la ministra que empiece a dar ejemplo el Gobierno bajando impuestos. Y todo seguirá como siempre. Es una cadena alimenticia donde los ciudadanos ocupan el último escalón. Los gobiernos se alimentan de las empresas. Las empresas de los clientes. Y los clientes intentan sobrevivir el mayor tiempo posible entre impuestos crecientes y tarifas aéreas abusivas. Dos asuntos que para un isleño consisten exactamente en pagar y callarse.