Comienzo mi artículo de hoy con el recuerdo de la Pascua Militar celebrada el 6 de enero en Madrid, presidida por el rey Felipe VI, y en todas las regiones militares presididas por sus mandos respectivos. En el caso de Canarias, en el palacio de Capitanía, en Santa Cruz de Tenerife, presidida por el teniente general jefe del Mando de Canarias, Pedro A. Galán García, ante autoridades civiles y militares, presenciado el desfile que le rindió honores por cientos de tinerfeños. El origen de esta celebración está en la reconquista de Menorca -ocupada por los ingleses- por las tropas españolas, reforzadas por algunas francesas, mandadas por el general Crillon, el 7 de febrero de 1782. Fue el 6 de enero cuando Mahon, su capital, y toda la isla fueron sometidos a un intenso bombardeo. Ante el elevado número de víctimas inglesas y la desproporción con las tropas atacantes, los ingleses solicitaron la rendición y abandono de la isla, de acuerdo a algunas condiciones, aceptadas por el general Crillon. Menorca pasa definitivamente a España por el Tratado de Amiens en 1802. Este hecho ocurrió reinando en España el rey Carlos III (1760-1788), que decidió dar las gracias a los ejércitos que habían recuperado la isla.

Para los canarios, y en particular para los tinerfeños, se mantiene la incógnita de si el general Gutiérrez, que fue capitán general de Canarias y que derrotó a Nelson (lo que supuso un importante logro para las Islas y en especial para Santa Cruz, que obtuvo el título de Villa y el glorioso escudo de la ciudad), estuvo en esa acción o no, pues en ese momento se encontraba en la deseada reconquista de Gibraltar, que no se logró. Hay distintas opiniones. Lo que sí es cierto es que posteriormente fue nombrado comandante militar de Mahon y gobernador militar de Menorca; de allí vino como comandante general de Canarias.

El acto en Santa Cruz consistió en un balance sobre las acciones desarrolladas, planteando los retos para el año en curso, y una entrega de condecoraciones. Entre los condecorados se encuentra el jefe de Protocolo del Ayuntamiento de Santa Cruz, Sr. Pío. El teniente general tuvo un recuerdo especial para los militares implicados en acciones en el exterior, especialmente los que dieron incluso la vida en el cumplimiento de sus obligaciones.

A continuación, planteo un tema que yo considero fundamental si queremos renovar los valores perdidos: es la protección de la familia, que, según la Gran Enciclopedia Ilustrada, es un núcleo social básico constituido por uno o más hombres que viven con una o más mujeres y la prole común, en relación socialmente sostenible y estable, con derechos y obligaciones. La forma más corriente, y desde luego en nuestra cultura cristiana, es la monogamia, un hombre y una mujer. Con el desarrollo de la industrialización, la estructura de la familia ha ido evolucionando hasta quedar reducida a su mínima expresión, contribuyendo a ello el trabajo de la mujer fuera de casa, llevando los hijos a guarderías desde los primeros meses de la vida, y la elevación del nivel de vida deseado (viajes, vacaciones, coche, una mejor casa...), que anteriormente estaba vedado para la mayoría de las familias. Lo anterior ha tenido como consecuencia (no siempre deseada) la independencia económica de la mujer, positiva en la mayoría de los casos, pero como resultado inmediato la elevación de las separaciones y el divorcio. Los principales perjudicados sin ninguna duda son los hijos, que quedan en gran número traumatizados, y cuya educación, en el más amplio sentido de la palabra, se resiente. Como consecuencia lógica de lo anterior, en España y en el Archipiélago canario se registra el menor número de nacimientos en setenta años. Si a esto unimos la mayor esperanza de vida, no se cubre el número de defunciones. Corresponde al Estado dictar leyes de protección de la familia: el problema de la vivienda, el cuidado y manutención de los hijos, los gastos de educación, la conciliación de la vida laboral y familiar y la estabilidad matrimonial... En Francia, y en el resto del mundo occidental, incluyendo EEUU, dentro de unos años el mayor índice poblacional será el de los inmigrantes, que en el caso de ser musulmanes pueden tener varias mujeres y muchos hijos. ¿Se imaginan qué ocurriría con nuestros valores de libertad, derechos, igualdad y democracia, heredados de la tradición cristiana? Los últimos sucesos de París pueden ser una muestra. El domingo día 11 se ha celebrado en esta capital una gran manifestación de repulsa, de más un millón de personas, en la que casi un centenar de líderes mundiales, jefes de Estado y presidentes de Gobierno han respaldado al presidente francés Hollande, entre los que se encontraban judíos, musulmanes, palestinos... ¡Conseguir la unidad es fundamental!