Recuerdo un día de San José en que fuimos varios "sabandeños" y un grupo de amigos a felicitar a don José Peraza de Ayala y Rodríguez de Vallabriga, barón de Ayala en el libro sobre el nobiliario de Canarias y "Macho de Ayala" para los puntahidalguenses, reuniéndonos en su casona de la Avenida de la Trinidad (o "Domus Trinitatis", que sería su traducción en latín), a la que está adosada la antigua capilla de la Trinidad, construida y erigida en 1739.

En la casona había un mayordomo, apodado "Paviva", que no hacía otra cosa que estar pendiente de las decenas de llamadas telefónicas y cuando con gran ceremonial acercaba a don José el teléfono, pues eran muchos los amigos que querían felicitarle, atendiendo a todas ellas y en determinado momento dijo a todos los presentes: "Claro, si yo me hubiese llamado Saturnino, nadie me llama, pero todo el mundo sabe que el 19 de marzo es el día de San José".

Con nosotros se encontraba aparte de don Luis Ramos Falcón, tío del "Minuto", un singular sujeto que llamaban Manolo "el Chaparra", que allá a donde fuese siempre llevaba consigo su inseparable guitarra y en su moto se las había ingeniado para transportarla a modo de sidecar.

En un concreto momento tomó la palabra el anfitrión, cuyo parlamento era oído en medio de un respetuoso silencio, solo alterado por los arpegios que "el Chaparra" desgranaba con su guitarra, y en la reunión también estaba presente doña Inés, hermana del barón, a la que acompañaba su esposo, el capitán del arma de Artillería Perdomo, que tenía en la Punta del Hidalgo, cerca de la iglesia de San Mateo, una casa que en realidad era una fiel réplica de la Torre del Conde, de la isla de La Gomera, al igual que su hermano Trino, que la tenía en El Roquete.

Todo transcurría de maravilla hasta que el tal "Chaparra", sin duda por "defecto" de los "lingotazos" que se mandó durante el aperitivo, se levantó y dando un perfecto "bandazo" tiró al suelo una bandeja llena de vasos con el consiguiente estruendo. Entonces, enfilando al mayordomo le dijo casi gritando: "Maestro, ¿dónde está el meadero?". La reacción por parte de los allí presentes fue desigual, pues el barón, debido a su sordera ni se enteró, pero a don Luis Ramos se lo llevaban los demonios, echándose las manos a la cabeza, no dejando de repetir: "¿Cómo es posible que esto me ocurra a mí y encima en la casa de un noble?". Decir que de la calentura que se agarró, cogió la puerta y traspuso.

Perla: oye, ¿tú sabes en qué se parecen los EE.UU. con La Laguna? Pues que en USA están las cataratas del Niágara y en La Laguna no me niagarás que te acatarras.

Hasta la próxima, no me fallen y el humor ha venido para quedarse.