Una conversación, hace varios días, con el propietario de una cafetería me dejó asombrado. Literalmente me dijo que le valía más la pena quitar la barra, dejar de servir y colocar en el local cinco tragaperras más, con una máquina expendedora de cervezas y refrescos. "Es más rentable", me dijo, y me señaló hacia los artilugios en funcionamiento, ante los que incluso había gente esperando.

Había de todo, no se crean, gente de traje y chaqueta, señoras con bolsas de la compra y hasta algún trabajador municipal. Muy lejos del adicto de barra que cambia 20 euros para pasar el rato. no de los camareros no hacía más que cambiar billetes por monedas.

Tiene uno la impresión de que después de algunos años de cierta tranquilidad y de campañas para minimizar el asunto de la ludopatía, ésta ha vuelto a golpear a un amplio segmento de la población, que acude como posesa a las tragaperras, creyendo que se puede llevar un dinerito a casa. Tremendo error. Y otra lectura: ¿quién está fiscalizando todo el dinero que se está moviendo en este sector? ¿Existen los controles pertinentes por parte de la Administración? ¿Se declara lo que se tiene que declarar o es una factoría de dinero negro? Hay muchas incógnitas en el oscuro mundo del juego. Tengo la impresión de que muchas monedas, no están yendo a la caja adecuada.

@sdnegrin