Ha dicho recientemente el presidente de Repsol que la oposición a las prospecciones petrolíferas en Canarias es estrictamente política, pues no hay ninguna razón económica o medioambiental que la justifique. Riesgo existe, desde luego, pero también se puede partir por la mitad uno de los muchos petroleros que pasan cada semana por este archipiélago. Tampoco se cierra el aeropuerto de Los Rodeos porque pueda caer sobre Santa Cruz un avión lleno de pasajeros que acabe de despegar -o se disponga a aterrizar-, ni se clausuran las autopistas debido a que de vez en cuando, desgraciadamente, alguien pierda la vida en un accidente de tráfico.

No merece la pena el esfuerzo en seguir con razonamientos de este tipo. No ha habido un debate serio, ni lo habrá, porque nadie quiere que lo haya. Este país no sólo ha dejado de estar habitado por personas serias; hace tiempo que sus ciudadanos ni siquiera quieren esforzarse en alcanzar un mínimo de sensatez. Por eso tenemos los políticos que nos gobiernan.

Convocar una consulta sobre las prospecciones petrolíferas es un asunto, de partida, tan poco serio como oportunista. Redactar la pregunta al respecto en los términos en los que lo ha hecho el Gobierno presidido por Paulino Rivero roza el esperpento. Sin embargo, la cuestión no es nada grotesca sino perfectamente malintencionada. Lo sencillo es preguntarle a la gente "¿Quiere usted que se investigue si hay petróleo?". Consulta a la que se responde con un "sí" o un "no". Como mucho, y si acaso, cabría una segunda cuestión: "En el caso de que exista petróleo o gas, ¿quiere usted que sean explotados esos recursos?". Ir más allá significa revolver el río -o el mar- para pescar con más beneficio.

El Gobierno de Canarias ha ido bastante más allá al desvelar ayer su intención de preguntarle a la gente "¿Cree usted que Canarias debe cambiar su modelo medioambiental y turístico por las prospecciones de gas o petróleo?". ¿Cambiar un modelo turístico, todo un sector económico sustentado nada menos que en la afluencia de doce millones de visitantes anuales, por hacer unas prospecciones que no van a durar ni un mes? No me lo creo. Sondeos, por otra parte, que ya están realizando los marroquíes en zonas potencialmente más peligrosas para Canarias, debido a los vientos y corrientes marinas, que los previstos por Repsol a 60 kilómetros de las costas de Lanzarote y Fuerteventura.

La trampa por sistema. Si a mí, que desde el primer momento he estado a favor de los sondeos en Canarias, en Baleares, en Málaga y en donde haya algo que buscar, me preguntan si estas Islas deben cambiar el turismo por unos meros sondeos, respondo tajantemente que no. Bien es verdad que los referéndums, al igual que sus hijuelas las consultas, no los convoca nadie para perderlos. Por eso Arturo Mas no quiere formularles a los catalanes la transparente pregunta que les planteó Cameron a los escoceses.

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