Una vez más, el comienzo del verano volvió a instalarse con todo su esplendor en mi pensamiento; de esto hace ya unas semanas. El triunfante caballero del calor y las vacaciones por excelencia no venían solos; les acompañaba la nostalgia. Ella, sin pensárselo dos veces, volvía a hacer de las suyas poniendo en mi mente personas y lugares a los que yo amaba y no tenía a mi lado en esos momentos. La heredera del recuerdo me hacía sentir como un árbol sin raíces, como una playa sin mar, como un volcán sin nombre; todo por culpa de la distancia. Echaba de menos a mi gente y las Islas; había que volver por un tiempo y así lo hice.

¿Quizá eran nuevas esas emociones? Les confieso que no. A mí, como a tantos emigrantes canarios, nos suele pasar a menudo cuando estamos lejos del terruño. Los síntomas de esta "dolencia emocional" son una mezcla de sentimientos donde el cariño, los recuerdos e incluso el tiempo se funden en uno solo.

Durante todos estos años, he experimentado en mil y un momentos desde la lejanía lo anteriormente relatado; esa especie de vacío interior que se siente, aun estando en compañía de gente que te quiere y a la que quieres. A pesar de todo, siempre te falta algo.

Ya les comentaba yo hace unos meses, en otro de mis artículos publicados en este mismo periódico, que para contrarrestar la falta de lo que yo cariñosamente llamo "lo mío", esta que escribe sigue haciendo lo mismo de siempre: me sumerjo en el folclore, los olores y sabores de nuestro país canario cada vez que se me brinda la ocasión. Así, para no perder la costumbre o, mejor dicho, para no olvidar entre otras cosas la identidad gastronómica y musical de la tierra que me vio nacer, una servidora se prepara sus manjares típicos isleños cada vez que puede: taza de leche con gofio y trozo de queso blanco incluido; pescado salado con papas arrugadas y mojo picón, puchero, escaldón, etc. Para acompañar tan entrañables comidas, nada mejor que un toque de folclore canario como fondo musical; ¿no harían ustedes lo mismo? Pues claro que sí. ¡Faltaría más!

Tierra que me vio nacer, tierra de la que yo vengo; tienes sabor a volcán, a mar, a roca y a cielo; lugar de frondosos montes, de rubio arenal isleño, de paisaje y poesía, de las dulces melodías, del amanecer eterno; país canario de islas, sentir canario, te quiero.

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