Anuncia Paulino Rivero en su blog que tanto él como su Gobierno trabajarán hasta el último minuto de la legislatura porque es mucho lo que queda por hacer. Motivo por el cual promete que seguirá multiplicando sus esfuerzos para alcanzar los objetivos planteados. Metas como revisar los aspectos económicos del REF, el sistema de financiación autonómica, la lucha contra las prospecciones petrolíferas y el mantenimiento de los servicios públicos esenciales, sin olvidar parar la privatización de los aeropuertos canarios, defender un modelo de desarrollo sostenible frente a amenazas petroleras y reforzar la cohesión social y territorial de las Islas.

Considera que los últimos años han sido los más difíciles de nuestra andadura autonómica, pese a lo cual el Gobierno de Canarias ha logrado sentar las bases para el inicio de la recuperación económica, además de apuntalar los servicios básicos esenciales. Sin que se le quede nada en el tintero, nos recuerda el presidente del Ejecutivo regional que ni la crisis, ni los recortes aplicados por el Gobierno de España, ni el déficit de financiación estatal han impedido una política volcada en los servicios y necesidades que más preocupan a la inmensa mayoría de la población. "Hemos hecho las cosas razonablemente bien, sobre todo teniendo en cuenta las enormes dificultades con las que hemos tenido que lidiar", concluye Rivero muy orgulloso de su labor.

No queremos deleitarnos con el varapalo sufrido por Paulino Rivero el pasado viernes, al ver truncadas de raíz sus aspiraciones a un tercer mandato como presidente autonómico; una posibilidad que nunca nos gustó. Dijimos en nuestro editorial del domingo que no haríamos leña del árbol caído y mantendremos nuestra palabra porque entrar en el juego de la venganza supone caer en una espiral absurda que no conduce a nada. Lo que necesita Canarias no son vendettas sino soluciones a sus problemas. Sin embargo, hay varios puntos señalados por el señor Rivero en su blog que no podemos pasar por alto.

Para empezar, tiene razón el presidente del Gobierno al decir que es mucho lo que queda por hacer. Muchísimo, apostillamos nosotros, porque ni en los tres años anteriores de la actual legislatura, ni en los cuatro de la anterior se ha hecho nada útil a la hora de la verdad para evitar la catástrofe social que supone más de 350.000 desempleados y decenas de miles de personas en las listas de espera para recibir atención sanitaria. La crisis ha tenido carácter mundial. Poco podía hacer España, y mucho menos Canarias, para evitarla. No obstante, era posible adoptar medidas para paliar sus efectos. Decisiones a tiempo que hubiesen evitado una caída tan profunda en el pozo negro en el que nos encontramos. ¿Cuántas veces hemos instado al señor Rivero y a los miembros de su Gobierno a actuar de una vez? ¿Cuántas veces les hemos pedido que dimitiesen y dejasen paso a otras personas más competentes para afrontar la delicada situación que padecemos?

De poco sirve a estas alturas que el presidente redoble sus esfuerzos. ¿Se puede hacer en ocho meses lo que no se ha hecho en casi ocho años? Lo dudamos. Pero al menos que se pongan todos manos a la obra porque más vale tarde que nunca. Que se remanguen y empiecen a trabajar pero no para mejorar el REF, la financiación autonómica, los servicios públicos o la privatización de los aeropuertos. Eso nos suena a disco rayado. Nos sobra seguir remendando los mismos parches de siempre. Lo que necesitamos es un nuevo marco de relaciones con el Estado español, que se podía plasmar en un nuevo Estatuto de Autonomía, para disponer de un mayor autogobierno. Lo ideal sería el pleno autogobierno. Mientras sigamos teledirigidos por unos gobernantes que están en Madrid, nada menos que a 2.000 kilómetros del Archipiélago, no superaremos la crisis. No lo haremos porque no estamos ante una crisis coyuntural o pasajera, sino estructural. Quizás haya llegado el momento de demolerlo todo y empezar desde cero, pero con una voladura controlada. Poco a poco. Desde la legalidad actual, que nos asfixia política y económicamente, hasta unas leyes que nos convengan porque se ajusten a nuestra idiosincrasia y a la condición insular de nuestra tierra. Por ahí hay que empezar si se quieren resolver las calamidades de muchísimos canarios. Dejemos de una vez las majaderías intermedias.

Por otra parte, no estamos tan seguros de que los últimos años hayan sido los más difíciles para el Archipiélago. Ha sido una etapa dura, pero también las ha habido en el pasado. Seis siglos de penurias dan para mucho. No es la primera vez que los canarios se ven obligados a emigrar. Circunstancias duras que siempre ha superado este pueblo gracias a su indoblegable tesón. ¿Están fallando ahora los ciudadanos o sus gobernantes?

No es cierto que el actual Ejecutivo canario haya hecho las cosas razonablemente bien como señala su presidente. En caso contrario, lo reiteramos, no estaríamos así. Unas Islas que reciben casi doce millones de turistas al año, que se encuentran muy bien situadas entre tres continentes y cuyos habitantes no tienen por qué envidiar a nadie, pues no en vano han destacado por su laboriosidad en todos los países a los que han tenido que acudir en busca de un futuro mejor, unas Islas, en definitiva, que siempre han sido afortunadas no tienen por qué sufrir el estigma de las colas del hambre o la apertura de los colegios durante las vacaciones de verano para que bastantes niños no caigan en la desnutrición. Algo ha fallado para que hayamos llegado a esto. Y mientras nadie nos demuestre lo contrario, estamos convencidos de que ha fallado el Gobierno autonómico. También el central, por supuesto, pero las decisiones últimas se toman aquí. Las que nos dejan que adoptemos, naturalmente, aunque también han sido culpables los dirigentes nacionalistas de no mostrar una postura más dura en Madrid. No violenta, porque detestamos la violencia, pero sí más dura. Que se den prisa, insistimos, a ver si son capaces de hacer de aquí a mayo al menos una parte de lo que no han hecho en años anteriores.

En lo que respecta al nuevo candidato de CC, anunciaba ayer Fernando Clavijo que estaría dispuesto a llegar a acuerdos con cualquier fuerza política que ponga por encima de todo los intereses de los canarios, aunque será su partido el que decida los posibles acuerdos después de que los ciudadanos hablen. Añade que un hipotético Gobierno liderado por él apostaría por la transparencia, por los procesos participativos y por el impulso de la concertación social para llegar a acuerdos. Ojalá sea así, es lo único que añadimos por nuestra parte. Dijimos ayer que no nos gustan las posturas preconcebidas. No nos parecen convenientes los afectos y desafectos de antemano. Además, Fernando Clavijo todavía tiene que ganar las elecciones. Para ser presidente. Lo conseguido hasta ahora únicamente ha sido un primer paso.

Consideramos importante lo que ha dicho sobre la unidad de los nacionalistas. No es el momento más adecuado para luchas tribales. Más aún, insistimos en alcanzar acuerdos los más amplios posibles entre todas las fuerzas políticas porque en estas Islas, de momento, no hemos salido de la crisis. Estamos en vías de hacerlo -los parámetros económicos empiezan a ser buenos-, pero queda un camino muy largo por recorrer. Una etapa crucial para la que es necesario que no solo los nacionalistas, sino también quienes tienen en sus manos las decisiones de los partidos estatistas, piensen más en el pueblo canario que en sus propios intereses.