Publicábamos el sábado una noticia titulada "Más que rehabilitar, hay que reinventar el destino Canarias". Nos referíamos a que algunos hoteles de nuestras Islas se han quedado fuera de los circuitos de comercialización por obsoletos. Motivo por el cual urgen los expertos que se acometan mejoras en sus instalaciones. Hay que modernizar los hoteles, hay que modernizar las instalaciones turísticas en general, hay que mejorar la conservación de nuestro entorno, pero sobre todo hay que rehabilitar nuestra clase política. Por ahí hay que empezar.

Salvando excepciones que todos conocemos, entre las que no nos duele citar, aunque solo sea a título de ejemplo, al presidente del Cabildo de Tenerife o a los alcaldes de La Laguna y de Santa Cruz, estamos en manos de gobernantes bastante incompetentes. No porque lo diga EL DÍA, sino porque lo proclama a los cuatro vientos la triste situación de unas Islas que a día de hoy no cabe llamar afortunadas sino todo lo contrario. No queremos ponernos catastrofistas cuando muchísimos ciudadanos están disfrutando un merecidísimo descanso estival. Lo único que deseamos es inducir una reflexión sobre lo que debemos hacer a la vuelta de las vacaciones. Vacaciones que seguirán siendo forzosas para cientos de miles de canarios sin trabajo.

Hay que renovar las ideas y la forma de hacer política. Lo contrario supone seguir igual, y eso no es nada satisfactorio en nuestras actuales circunstancias. ¿Cuántos santacruceros, y tinerfeños en general, continúan sin poder disfrutar de una playa como es debido por culpa de la paralización del proyecto de Las Teresitas? ¿Cuántos y hasta cuándo?

Dice José Manuel Bermúdez, alcalde de Santa Cruz de Tenerife, que ha vuelto de sus vacaciones para encontrarse una ciudad viva e inmersa en una vida de consumo y ocio. "Hoy tenemos más paseo peatonal cercano al mar que hace tres años, pero todavía no hemos conseguido el objetivo que yo espero lograr en el siguiente mandato si soy reelegido alcalde", manifiesta el señor Bermúdez. A él, como a todos los políticos, nos permitimos recomendarle que piense más en resolver los problemas de los vecinos que en perpetuarse como primer edil, pues hecho lo primero lo demás vendrá por añadidura. Afirma también Bermúdez que está satisfecho con los indicadores de progreso económico que está haciendo la ciudad porque hay más empresas dadas de alta que hace un año. En particular, los contratos laborales nuevos en el comercio minorista se han incrementado. Por eso asegura el alcalde que Santa Cruz de Tenerife genera más empleo que nadie en la provincia.

Nos alegramos de que esto sea así. No obstante, le recordamos algo que ya apuntábamos en nuestro editorial de ayer: muchísimos vecinos de la capital dependen de una ONG para comer. Siempre ha habido mendigos en las grandes ciudades. Esta es una consecuencia de la forma egoísta en la que está organizada nuestra sociedad. Sin embargo, hay que remontarse a tiempos muy remotos, tal vez a la época de la postguerra civil española, para encontrar una situación de tantas personas necesitadas. Gente que hasta hace poco tiempo gozaba de una buena situación económica y que hoy esconden su pobreza por vergüenza, aunque no por mucho ocultarlas desaparecen las paupérrimas condiciones que padecen.

Dice el presidente del Gobierno de Canarias que necesitamos fuerza, energía y convicción para poder llevar a cabo la defensa de todas aquellas cuestiones que tienen que ver con nuestra tierra. Eso es lo que le pidió a la Virgen de Candelaria, patrona de Canarias aunque la prensa de Las Palmas sigue sin enterarse, al acudir a la villa mariana el pasado viernes. Es verdad. Necesitamos todo eso y también decisión para cambiar lo obsoleto. Para esa renovación a la que nos referíamos al comienzo de este comentario. Fuerza para decirle "no" a unos políticos que quieren perpetuarse en sus cargos sin haber hecho ningún mérito para ello porque Canarias, mal que nos pese, es una región que sigue marginada y empobrecida por unas leyes impuestas desde Madrid que no nos favorecen. Normas que pueden ser adecuadas para un territorio continental, pero que no lo son en modo alguno para un Archipiélago fragmentado en siete Islas.

Esa es, insistimos en ello, la reflexión que debemos llevar bajo el brazo a la vuelta de las vacaciones.