1.- Alguien me ha dicho que le hable de Buenos Aires, donde ahora es invierno y hace mucho frío. Por dentro y por fuera, porque las arterias de la economía están congeladas. No corre por ellas el dinero. Me imagino la tristeza del árabe de San Telmo que vende los "Rolex" antiguos, enfundado en su grueso jersey. Y a los comerciantes de la calle Corrientes sacando las "Parker" hechas en la vieja fábrica argentina, que ya no está. Hay restaurantes de carne en la Boca, excelentes y, además, huelen a tango, y tienen colores de tango, cerca de la "Bombonera". Allí veneran ahora a , que ha sabido cantar muy bien la ciudad, porque es un poeta y en Buenos Aires si eres poeta no comes, pero eres un dios. En sus ratos libres, le escribe un himno, precioso, al Atlético de Madrid, no muy bien aprovechado por el club, por cierto. Pero suena ese himno por las esquinas bonaerenses, azotadas por las cizalladuras del viento que yo creo que viene del Mar del Plata, entra por La Costanera y se adentra en Palermo, en Barrio Norte y por ahí.

2.- Caminas por Florida y ya no ves aquella maraña de cables telefónicos, entre la que los argentinos se robaban unos a otros la señal. Ya no, aquello ya pasó a la historia. No habrá dinero, pero hay calidad en esas tiendas de ropa de lujo de la zona. Y si te alojas en el "Palacio Duhau" o el "Alvear" puedes pasarte por el "Patio Bullrich" (abstenerse la gente pobre). Es el barrio de Retiro, ojo, solo para ricos, para embajadores y para pijos. El "Park Hyatt Palacio Duhau" es el mejor hotel de Buenos Aires, en La Recoleta: servicio fantástico, ubicación perfecta, personal amable. A quien me ha pedido que hable otra vez de Buenos Aires le recomiendo este hotel.

3.- Para el que ame las antigüedades, aunque sean cachivaches, porque le recuerdan a uno su infancia, esto es un paraíso. Y las antigüedades están en San Telmo, no digamos en el mercadillo de su plaza central y calles adyacentes, o en las galerías viejas donde encuentras de todo, o en los relojeros a pie de calle que te venden los "Rolex Marconi". He complacido al lector todo lo que el espacio me deja. No me olvido del nuevo barrio de Puerto Madero, alzado a partir de un esqueleto, con la colaboración del gran Faena, versión argentina del no menos grande Philippe Stark.

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