Uno puede ponerse exquisito a la hora de explicar qué es la balanza fiscal y decir, por ejemplo, que se trata de un instrumento para medir la actividad financiera del sector público en un territorio determinado. Puede añadir a continuación que las balanzas fiscales permiten comparar los ingresos del Estado que se generan en un territorio con los gastos que se realizan en ese mismo territorio. Cuando los ingresos superan a los beneficios del gasto se dice que hay déficit fiscal. Cuando los gastos recibidos superan a los ingresos, la región o comunidad autónoma de la que estemos hablando tiene superávit fiscal. Sin embargo, podemos prescindir de tecnicismos necesarios pero difíciles de entender para quienes no están obligados a comprenderlos y decir, directamente, que un saldo negativo en la balanza fiscal indica que la comunidad autónoma de la que se trate paga más impuestos por habitante que la media de todas, o bien que recibe menos ingresos por parte del Estado.

La balanza fiscal de Canarias arroja un superávit de 4.054 millones de euros. El segundo más alto de todo el país, pues sólo lo supera Andalucía. Diga lo que diga Paulino Rivero, el Gobierno de Canarias en su conjunto o toda CC en peso, esto significa que el Archipiélago recibe 4.054 millones más de los que aporta. Situación que comparten estas Islas con las demás comunidades autónomas, salvo Madrid -la que más aporta o la que menos recibe en función de lo que recauda, según se mire- Cataluña, Valencia y Baleares.

La razón de estos desequilibrios hay que buscarla, según los expertos, en la estructura de los gastos e ingresos que se incluyen en los presupuestos del Estado. Como uno de los principales impuestos es el IRPF, en las comunidades autónomas en las que residan más contribuyentes de renta alta se recaudará proporcionalmente más que en las regiones donde viva un porcentaje mayor de contribuyentes de renta baja. Por lo tanto, puede ser bastante engañoso este concepto si se utiliza para decir que las cuatro comunidades autónomas con déficit aportan dinero al sistema mientras que las otras trece chupan del bote común.

Un poco más concreto -pero no más acertado-, opina Paulino Rivero que las balanzas fiscales que suman recursos de préstamos del Estado que hay que devolver, como lo es el Fondo de Liquidez Autonómica no se ajustan a la realidad. Añade que lo importante es el trasfondo de lo que se está discutiendo: el modelo de financiación de las comunidades autónomas. Para él, la única fórmula válida es la de una financiación centrada en el número de habitantes de cada autonomía; algo que ya recogen las balanzas fiscales. Puestos a sacar tajada, añade el PP, a través de Australia Navarro, que la publicación de las balanzas fiscales sitúan a Canarias en una situación de privilegio a pesar del nefasto sistema de financiación que impusieron, en su momento, el PSOE y CC. Bueno, tampoco fueron estos los únicos partidos que lo votaron en el Congreso de los Diputados, aunque eso no es lo más importante.

Ni Rivero ni la portavoz del PP en el Parlamento de Canarias tienen toda la razón. El cálculo es más complejo -no he citado las aportaciones a la Seguridad Social- de lo que podemos suponer a primera vista. Eso sí, yendo al fondo, Canarias no tiene demasiados argumentos para quejarse. Un hecho que ya sabíamos.

rpeyt@yahoo.es