1.- Está claro que el bipartidismo se está acabando en España. Cuanto más el general tripartidismo de ciertas regiones -incluida la Comunidad Canaria- para generalmente gobernar entre dos. Porque en el mapa político se meten con fuerza formaciones minoritarias nacidas del descontento. La crisis ha dado protagonismo a partidos como Podemos, subvencionados desde fuera, en este caso desde Venezuela. El chavismo siempre odió a España, mucho más desde aquel: "¿Por qué no te callas?" que yo tanto celebré, pero que fue también un gesto nada diplomático del rey de entonces. Podemos sería una risa si no existiera la crisis, porque estos partidos con vocación de pobres -y que luego no lo parecen tanto- son hijos del descontento y hasta del hambre. Porque si hubiera empleo para los jóvenes no existiría tanto anti sistema de conveniencia; si hubiera empleo no tendrían tiempo estas personas para olvidar lo que ocurrió en la guerra civil: españoles contra españoles dándose tiros unos a otros. Y mucho llanto.

2.- Podemos no resistiría un análisis si ro y los suyos no nos hubiesen dejado el país hecho unos zorros; y quizá tampoco si Mariano Rajoy no hubiese dado tantas vueltas de tuerca en el cogote de los españoles. Sí, había que hacer sacrificios, pero no a costa de engañar a las pymes y de ejecutar a los autónomos. Mientras, las grandes empresas y los bancos han hecho su agosto, estos últimos con el dinero de nuestros impuestos. Está bonito que un españolito tenga que trabajar siete meses para Montoro y que Montoro, cuando era eurodiputado, pagara el 1% de lo que ganaba en Bruselas y en Estrasburgo, gracias a su sicav. Maravilloso ejemplo de un ministro de Rajoy. Y ni se inmuta.

3.- Llegan nuevos tiempos. Tiempos distintos, en los que tienen voz los pequeños; y los pequeños pueden crecer, sobre todo tan peligrosamente como el partido de Pablo Iglesias Turrión, que es un predicador barato, un demagogo y un sectario. Se trata, repito, de un mapa distinto, que no tiene nada que ver con el anterior y que tampoco sabe nadie cuánto va a durar. Mientras haya dinero, de Venezuela o de donde sea, habrá Podemos. Se acabará cuando se lo gasten y ya no les manden más. Y cuando nuestros preparados jóvenes puedan trabajar.

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