Es rico, verdaderamente rico, auténticamente rico el refranero castellano. Siempre hay algún refrán para cada caso. O más de uno. Lo malo, lo verdaderamente malo, lo auténticamente malo es que cada refrán tiene siempre otro -u otros- que le replica. Lo digo porque no hace mucho tiempo, una semana escasa, me fue dado el placer de escuchar la conversación de dos señores que se ocupaban de este asunto, y la verdad es que aprendí mucho de ellos. Hay mucha tela que cortar en esto de los refranes.

-No digas nunca "De esta agua no beberé" porque alguien te replicará al momento "A la fuerza ahorcan". Y no se te ocurra decir "La luz que va delante es la que alumbra" porque te replicarán al instante eso de "El que corre mucho es el que tropieza". Y si dices, por cambiar, "El que da primero, da dos veces" te podrán replicar: "El inglés nunca quiere buen principio".

-¡Pues tienes razón! El otro día se me ocurrió decir "Cría fama y échate a dormir" y me replicaron: "Al camarón que se duerme se lo lleva la corriente". Y cuando dije "Haz bien y no mires a quien" me replicaron "Cría cuervos y te sacarán los ojos".

Y así estuvieron, refrán va y refrán viene, una hora sin parar.

A mí me da que nuestro rey sabe mucho de refranes. Lo digo porque no hace muchos días cumplió a rajatabla aquel que dice "Donde fueres, haz lo que vieres". Ya saben ustedes que don Felipe visitó Gerona -¿o fue Lérida?- hace poco y, por deferencia, cumplió el tal refrán. Quiero decir que dirigió medio discurso a sus oyentes hablando en catalanísimo idioma. Y menos mal que Su Santidad, o sea el Papa Francisco, por su condición de argentino, habla correctamente el español -o castellano, como ustedes prefieran-. De lo contrario, el joven monarca se hubiera visto obligado a repasar las declinaciones de rosa-rosae, dominus-domini, consul-consulis y demás. A no ser que hubiera preferido leer, otra vez, a César, Salustio y Tito Livio. Lo digo por si la conversación con el Sumo Pontífice tenía que desarrollarse en latín. Cosas peores se han visto.

Me salto al fútbol sin abandonar los refranes. Creo que ahora, cuando nos han echado de Brasil con una patada en el trasero (con perdón), se me ha ocurrido pensar que podríamos aprovechar la coyuntura para dejar eso de La Roja y volver a llamarnos, como antes: ¡España! Y cumplir a rajatabla el refrán que dice: "En casas viejas, todo son goteras". Es una simple opinión. Ustedes son muy dueños de opinar de otro modo. Incluso de cambiar mi refrán por otro más suave, como "El hombre propone y Dios dispone". Aunque a mí me da que Dios no tiene la más mínima culpa de los fallos garrafales de determinados jugadores. La edad es la edad, amigos. Así que a renovarse tocan.

Voy a dejar los refranes -un par de minutos nada más- para contarles una "coincidencia". El pasado día 2 pude leer en este diario, en la primera plana y con gruesos caracteres, esta noticia: "". Me alegré, la verdad. Pero, solo habían transcurrido dos horas cuando, en la biblioteca pública de mi pueblo, pude ver escritos estos preocupantes datos: Garachico, en 2001, tenía una población de 5.853 habitantes. Las cosas, amigos, han cambiado. El pasado año, en 2013, nos quedamos con solo 5.086 personas. Una simple resta nos dice que, en el corto espacio de 12 años, hemos perdido 767 habitantes. ¿Saben ustedes los motivos? Yo tampoco. De todos modos, me atrevo a aconsejar a mis paisanos: "A mal tiempo, buena cara". Lo digo porque, como soy creyente, pienso que "Dios proveerá". Y también "Dios aprieta, pero no ahoga".

Y no hay más refranes por hoy.