Ya saben mis lectores que no soy proclive a la utilización de anglicismos. Con un idioma tan rico como el español, me parece absurdo el empleo de palabras y expresiones de otros idiomas cuando tenemos en el nuestro otras correspondientes: no hay necesidad de decir "e-mail" en vez de correo-e; o "prime time" en vez de horario estelar; o "consulting" por consultoría. Se hace a veces por puro esnobismo, para demostrar conocimientos lingüísticos, cuando en realidad lo que se demuestra es lo contrario: que se desconoce la palabra española.

No obstante lo dicho, reconozco que en algunas ocasiones hay que echar mano de esos anglicismos, al menos hasta que la RAE defina su traducción al español, aunque me parece absurdo continuar escribiendo "whatsapp" y no "uasap". Pero, en lo que se refiere a este artículo, he preferido la denominación inglesa, "go around", y no "motor y al aire", que podría ser no su traducción sino su equivalente en castellano: no en balde es el inglés el idioma que utiliza la aviación internacional, por lo que resulta obligado someterse a sus normas y expresiones.

La casualidad ha hecho que el pasado día 2 de julio recibiera -por cuarta o quinta vez- el vídeo de NGM que refleja, en opinión de la acreditada revista, las posibles causas del accidente sufrido en Los Rodeos el 27 de marzo de 1977, protagonizado por dos Boeing 747, que provocó la muerte de 583 personas. Cualquier persona interesada puede bajarlo de la Red y comprobar los factores que posibilitaron la colisión de las dos aeronaves, entre las cuales resultó de mayor importancia la niebla que en aquellos momentos cubría el aeropuerto tinerfeño, además de las prisas de uno de los pilotos. Vemos las imágenes y llegamos a pensar que el final resultó lógico habida cuenta la serie de circunstancias que entonces se dieron, llevándonos quizá a la conclusión de que la falta de visibilidad fue determinante. O lo que es lo mismo: que con luz el accidente no habría ocurrido.

Esta última afirmación carece de valor al ver el vídeo publicado por ABC en su edición del pasado día 5 de julio. En él pueden verse las imágenes tomadas por un videoaficionado en el aeropuerto de El Prat de Barcelona de un Airbus 340 de Aerolíneas Argentinas que accede a la pista de despegue. En el mismo momento, un Boeing 767 de la línea rusa UTiAr inicia el aterrizaje, obligando al piloto de esta última aeronave a iniciar el "go around" previsto en los manuales cuando estas operaciones se producen. Rápidamente han salido a la palestra técnicos en la materia quitándole hierro a lo sucedido, diciendo, por ejemplo, que la perspectiva de las imágenes tomadas pueden hacernos presumir la inevitabilidad de la colisión, pero que nada más lejos de la realidad; que estas operaciones se dan con frecuencia; que la visibilidad era extrema y que el piloto del avión ruso optó por el "go around" para mayor seguridad; que de todas maneras se llevará a cabo la investigación para aclarar lo sucedido, etc. O lo que es lo mismo: nos quedaremos sin saber qué fue realmente lo que sucedió.

Sea cual sea la conclusión que el informe en cuestión aporte, lo cierto es que ha habido una negligencia imperdonable, y en este caso no se puede echar mano de la socorrida falta de visibilidad. Cientos de vidas estuvieron a punto de perderse, y esto no en un aeropuerto de segunda fila sino en el segundo más importante de España. Se me ocurre pensar en la importancia que se da al calvario que todos soportamos al cruzar el área de inspección. Nos quitamos el cinturón, los zapatos, el Rolex -ojalá, usted-, las monedas, los anillos... y al final puede que nada de esto nos sirva para escapar con vida de una posible colisión.

Sé que la OACI (Organización Internacional de Aviación Civil) es muy estricta en su regulación, y encarece que se lleven a cabo sus normas llegada la hora de examinar la competencia e idoneidad de todos los que están relacionados con la aviación. ¿Pero se cumplen sus recomendaciones? Estoy seguro de que sí pues tengo muchas horas de vuelo encima para poder afirmarlo sin ningún género de dudas, pero creo conveniente que se haga público el resultado de la investigación que se realice del mencionado incidente. Seguro que servirá para tranquilizar al usuario, y pondrá en aviso a muchos controladores de vuelo sobre las consecuencias de una inoportuna falta de atención.