"Cuando se es sordo, es cierto que no se puede oír, pero todo lo demás se puede hacer, e incluso más". La frase es de Carlos Michaud, un aventurero, viajero, escritor y con discapacidad auditiva desde los tres años. Autor de libros como "Un sordo entre los pagues" y "Un sordo entre los indios", en los que narra las experiencias vividas y cómo su sordera no le impidió cumplir su sueño de viajar por el mundo y conocer otras civilizaciones.

La cita de Michaud resume a la perfección el tema que queremos compartir con ustedes y que hemos elegido después de haber realizado una visita a la sede de la Fundación Canaria para el Sordo (Funcasor), en Tegueste, que nace por la preocupación mostrada por los miembros de los movimientos asociativos de padres y madres de personas con discapacidad auditiva de Tenerife, ante la dimensión que alcanzaban los problemas que tenían sus hijos y a los que no podían hacer frente por separado.

Según se recoge en su página web -www.funcasor.org- es en 1992 cuando se constituye como una institución privada, de interés público y sin ánimo de lucro, que mantiene carácter asistencial, cultural, formativo y de servicios, y cuya misión es mejorar la calidad de vida de las personas con sordera y sus familias.

Sin duda, la historia de Funcasor no podría relatarse sin el esfuerzo, sacrificio y voluntad que llevó y sigue llevando a cabo Francisco González Hernández, primer presidente de la fundación y actual presidente de honor, rodeado de un gran equipo humano que hicieron un magnífico trabajo para conseguir defender los derechos y la valía de las personas con discapacidad auditiva. Así como otros expresidentes como Fernando Villamandos, María Candelaria Rodríguez, o vicepresidentes actuales como Juana de la Cruz o Luis Balbuena. De este último, quisiera resaltarles que tuve el honor de tenerlo como profesor en primero de carrera, y nos consta su compromiso con los temas sociales. Ha sido un auténtico placer haber cambiado impresiones una vez más, porque es un ejemplo de caballerosidad y nobleza. De él se aprende mucho.

Asimismo nuestro reconocimiento al actual equipo de dirección liderado por Marina Mirucci, como presidenta, y Marino Cortés, como vicepresidente. A todos ellos queremos agradecerles públicamente su labor al frente de Funcasor, pues son también parte importante de su éxito.

No en vano, desde que abriera sus puertas se han atendido a más de 30.000 usuarios y se ha conseguido la integración laboral de más de 1.000 a través del área de empleo de Funcasor y el Centro Especial de Empleo de LABORSORD S.L, que se creó para que personas cuyas posibilidades de integración laboral en el mercado se ven limitadas por sus características particulares puedan acceder a un puesto de trabajo.

Además de estas funciones, también cuentan con un área social que se encarga de asesorar a las personas con discapacidad y a sus familias, así como a instituciones públicas o privadas, sobre los recursos, ayudas, subvenciones a los que pueden optar. A esto hay que añadir el centro ocupacional Funcasor, el centro asistencial Hellen Keller, el servicio de logopedia y el de atención y apoyo a las familias.

Por no hablar de la parte de Formación donde trabajan por y para la difusión y el conocimiento de la lengua de signos y las personas con sordera con acciones como oferta de cursos y talleres, formación ocupacional, programa de desarrollo igualitario para el alumno con sordera, y ofreciendo los servicios de intérpretes del lenguaje de signos.

Desde aquí queremos ponernos nuevamente a su disposición y reiterarles nuestro ofrecimiento a colaborar en todas las acciones que estimen oportuno. Porque como decía Víctor Hugo: "Qué importa la sordera del oído cuando la mente oye, la verdadera sordera, la incurable sordera es la de la mente."

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