Con el propósito de iniciar las obras en el presente verano, esta semana hemos formalizado con el Cabildo de Tenerife un convenio de colaboración para financiar la rehabilitación de la Casa Siliuto (también conocida como Casa Lázaro). De esta manera, el Ayuntamiento logra de la corporación insular una aportación del 60 por ciento del presupuesto, que se cifra en 995.000 euros, y refrenda el compromiso adquirido al comienzo del presente mandato, cuando nos propusimos restaurar esta antigua edificación de orígenes del pasado siglo. Localizado en la calle San Antonio, en pleno corazón del barrio del Toscal, el inmueble albergará la primera Casa de Juventud de nuestra capital, perteneciente a la red insular.

La incorporación de Santa Cruz al referido sistema asigna al municipio un espacio de carácter abierto, donde la población joven -en el segmento comprendido entre 14 y 35 años de edad- puede participar y recibir información, siendo además un punto de encuentro para el desarrollo de la creatividad. Porque este espacio de uso público está concebido para favorecer y canalizar las iniciativas individuales y colectivas de la juventud, facilitando el soporte material y técnico necesario. Entre sus instalaciones figuran una sala de grabación, mediateca, sala de reuniones y servicio de información, donde se tratará de responder a la necesidad de integración y participación social que tienen los ciudadanos jóvenes con características específicas.

Asimismo, estamos convencidos de que la apertura de la Casa de Juventud ayudará a impulsar la necesaria dinamización del Toscal. Por tradición y solera, se trata del barrio histórico de la ciudad, cuyo nacimiento y desarrollo transcurrió al abrigo de su Puerto, sin el que probablemente no sería hoy capital de la Isla y de Canarias. Sobre esta zona se proyectó, en el siglo XVIII, el primer ensanche de Santa Cruz, que dio lugar a la construcción de muchas de sus edificaciones, entre finales del siglo XIX y principios del XX, de índole diversa: Desde viviendas con fincas y villas ajardinadas (la Casa Siliuto es un ejemplo) hasta ciudadelas y casas terreras. El valor patrimonial del conjunto justificó su declaración como Bien de Interés Cultural, en 2007.

La adecuada protección de este sitio histórico, unida a la creación de nuevas dotaciones y equipamientos y la apuesta por un modelo de movilidad más sostenible y eficaz para la zona, justificaron la elaboración del Plan Especial del Toscal, que está próximo a su aprobación definitiva. De hecho, esta misma semana también ha sido noticia el pronunciamiento de la Comisión de Ordenación del Territorio y Medio Ambiente de Canarias (Cotmac), que dio luz verde a la memoria ambiental del documento. Cierto es que el referido órgano planteó dos inconvenientes de carácter técnico, muy comunes en la tramitación de este tipo de textos, que subsanaremos en cuestión de días para que esa aprobación sea un hecho el próximo mes de septiembre.

Alcanzado ese instante, el barrio del Toscal contará con una hoja de ruta clara para acometer acciones que ayuden a corregir su deriva de los últimos tiempos. El alto grado de participación ciudadana logrado en la confección del plan nos hace confiar en la certeza de sus conclusiones. Tanto sobre lo que debe hacerse para mantener un patrimonio arquitectónico y cultural significativo, como para incentivar la economía en la zona -caracterizada de siempre por el pequeño comercio- e incrementar la calidad de vida de sus vecinos. La futura Casa de Juventud es una de las dotaciones sociales con las que se empezará a paliar la deuda que la ciudad tiene con uno de sus enclaves más añejos.

La consecución de estas dos iniciativas, en torno a un mismo sector del municipio, corrobora la perseverancia que distingue nuestra tarea en el Consistorio. Conforme al compromiso adquirido hace tres años, en medio de la peor coyuntura conocida en la historia de nuestra democracia, estamos logrando desbloquear asuntos que parecían no tener solución. Persistiremos en el empeño.