1.- Eso de la tele es una gozada, sobre todo cuando participas en un programa tan divertido y de tantos enemigos -además de miles de seguidores-, como es "El Cuartelillo". Un acierto que EL DÍA lo haya incluido en su programación. El programa ha provocado, según me dicen mis compañeros, la revolución de los mediocres, que no dejan de ponerlo a parir en los medios clandestinos. Qué bien. Qué maravilla. Hacía tiempo que nadie se metía conmigo, sobre todo los enemigos que no conozco, pero ahora han vuelto a la carga, por lo que me siento inmensamente feliz. La tertulia es una gozada y hemos descubierto algunas cosillas interesantes, dentro del tedio generalizado de la actualidad en Canarias. Yo creo que la gente se divierte y los testimonios que tengo del éxito del espacio -aunque mi opinión cuenta poco- son muy interesantes. Y, sobre todo, que me divierto mucho. Porque a estas alturas yo no concibo hacer nada si no me divierto. ("El Cuartelillo" se emite cada noche, de lunes a jueves, a las 22 horas, por EL DÍA Televisión).

2.- La fórmula de contar la actualidad con humor no es nueva, pero sí es poco frecuente; y más en estas Islas, que se han hecho adustas por culpa de los analfabetos que pueblan algunas teles. Así que nuestro programa ha dado con el tono adecuado y la gente lo agradece, harta de tanto debate serio protagonizado por ignorantes que pueblan esos canales. El hecho de que en la antena anterior nos hayan puteado a cuenta del horario de emisión nos ponía algo tensos, por no decir que estábamos hasta los cojones. Ahora todo es distinto, la serenidad invade nuestras vidas: sabemos a la hora que salimos al aire y esto es maravilloso. Es decir, es lo normal. Y, además, las cosas ya están donde tenían que estar.

3.- Soy ya muy mayor; se me nota en la guedeja, cuando la cámara se me acerca y me saca, además, las muescas de los zarpazos de la vida. Me he puesto tragicómico para decir que no soy yo, sino otro. Porque en mi vida anterior, cuando trabajé en Televisión Española o en Canal 7, era otro: piel tersa, ojos vivaces, mirada cariñosa, como roso, y así sucesivamente. Ahora no, ahora me veo viejo carrucho. Pero de vez en vez me sale la vis cómica y saco al mostrador la pata cochino. La pata cochino se la saco, por no sacar otra cosa, a los bergantes y analfabetos que andan por ahí poniéndome a caldo de pota y, sobre todo, al programa, que es el mejor que se hace en este lado del Atlántico. Y peldón -es intencionado el palabro, no corregir- por la poquedad. Así que palante con los faroles y los mediocres a joderse, que es a lo que están acostumbrados. Y eso.

achaves@radioranilla.com