Escribo este comentario el día del trabajador y siendo festivo tengo la sesera sobrecargada y sin mucho ánimo, por lo que, aprovechando la visita de un manitas que me está arreglando varios problemillas caseros, he decidido hacer un cantico a favor de todas esas personas tan apañadas y con capacidad de arreglar lo que otros no sabemos, porque confieso que para estas cosas soy bastante inútil y hasta cambiar una bombilla se me hace un mundo.

Toño está hoy en casa para arreglar el calentador; no llegaba bien el agua caliente a la ducha, y "pues ya que está aquí" le ha dado un repaso a una cisterna y un grifo que se salía. Es capaz de arreglar un coche o hacer una casa, pero sobre todo es un tipo legal, serio, honesto y no cobra caro, claro que hay cierto vínculo familiar. El hombre se dedica a las chapuzas y por las tardes está sacando el Graduado Escolar en la Universidad Popular de su ayuntamiento. Me cuenta que son dos años en todos los municipios, pero en el suyo, en Santa Úrsula, son tres años, y no sabe porqué. Queda dicho.

A lo largo de la vida he conocido y tratado a muchos Toños, y por ser el día que es hago memoria para ofrecerles mi humilde homenaje, aunque de antemano pido disculpas por si olvido alguno, pues repito, hoy estoy espeso.

Ñito era una persona apañada, especializada en albañilería y fontanería. Estuvo muchos años viniendo a casa. Siempre cumplidor, pero con un gran y reciproco afecto, y hasta su fallecimiento, hará ahora seis o siete años, no había un día de mi Santo o Navidad que fallara su felicitación. Tenía un amor especial a las aves y en su entierro los colombófilos le dedicaron una suelta de palomas muy emocionante.

Mario el pintor es otro "manitas", que ha pintando todas las casas en las que hemos vivido. Se sabía cuando empezaba pero nunca cuando iba a terminar, pero lo compensaba con meticulosidad y limpieza, y además de las paredes, repasaba muebles y toda clase de objetos. Serio, servicial y afectuoso, pero sobre todo honesto, pues podías dejarle la llave de la casa para que trabajara a su ritmo. Ahora jubilado mantenemos el contacto en fiestas y celebraciones señaladas.

Manolo el eléctrico es otro puntal que le metía mano a todo, y a veces ni cobraba o me pedía lo justo. Es tan grande el afecto que nos profesamos que seguimos comunicándonos, a pesar que su retiro forzoso y los problemas de salud no permiten que nos veamos físicamente, pero al menos nos escuchamos por teléfono.

Tomás era un albañil de los que hacían de todo, alicatado, fontanería, electricidad... Durante muchos años se encargó de las obras o ampliaciones en las distintas viviendas que hemos habitado. Otro hombre serio, respetuoso y afable que falleció no hace mucho, y que pertenecía a la Ni Fú-Ni Fá. Espero que estas palabras de recuerdo le lleguen a su familia.

Isidro trabajaba en el mantenimiento de la Comunidad Tres Carabelas de Las Caletillas, y vivía en Igueste, por lo que le dimos nuestra confianza y la llave para durante el invierno regar y cuidar las plantas de casa. Falleció muy joven víctima de esa plaga que es el infarto, y nos dolió mucho el fatal desenlace, porque además de buena persona era honrado a carta cabal.

Perico le metía mano a todo. Tenía siete hijos y varios fueron empleados en mi empresa. Pero además de apañado, destacaba porque era un excelente cocinero. Le monté en la parte baja de las oficinas una cocina completa, y allí hacía sus potajes, judías a la vinagreta, conejo, cabrito y pollo al ajillo, paellas y tortillas. Cuando teníamos reuniones preparaba una comida casera exquisita y de gran calidad. Serio, honesto, servicial y buen jugador de fútbol.

Este repaso general a todas esas personas mañosas que están perennemente en la memoria de la familia, es porque hay que saber agradecer la importancia y lo necesarias que son en nuestras vidas. Ahora todos ellos serían economía sumergida, pero gracias a estos trabajos subsisten y sobreviven. Alguno habré olvidado, pero para todos los que he mentado, mi recuerdo afectuoso y cariñoso para ellos y sus familias.

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