Aunque solo algunos canarios, a los que no dudamos en calificar de patriotas, son capaces de verlo, estamos encadenados por las leyes económicas y fiscales españolas. Leyes que debemos obedecer, aunque no somos españoles, mientras persista nuestra infame condición colonial. Cuando nos convirtamos en un país libre adoptaremos un liberalismo económico controlado por leyes diferentes a las actuales. Leyes acordes con nuestra idiosincrasia de isleños y que defiendan nuestros intereses.

Hemos dicho repetidamente que los canarios hacemos lo mismo que el avestruz: escondemos la cabeza para no ver los problemas. No queremos ver la miseria, las colas del hambre, los aviones llenos de jóvenes que emigran a buscar en tierra extraña el sustento que no encuentran en la suya porque aquí, también eso lo hemos repetido muchas veces, solo pueden vivir los políticos bien situados y sus parientes. Pese a la crisis, no se ha reducido ni un solo ayuntamiento ni han renunciado a sus sueldos decenas de concejales "liberados". Es decir, chupópteros del dinero público. No hacen falta tantos ayuntamientos. José Rodríguez, un patriota que siempre unió a su gran amor a Canarias una enorme visión de futuro, manifestó en repetidas ocasiones que en Tenerife sobran todos los ayuntamientos. Es suficiente con una gestión centralizada en el Cabildo, con las necesarias oficinas locales para que los vecinos no tengan que desplazarse hasta la capital para cualquier gestión. Servicios locales, cerca de los habitantes de cada municipio, pero no políticos innecesarios ni funcionarios ociosos. Sobran los ayuntamientos, lo aclaramos para quienes se sulfuran apenas nos oyen exponer estas ideas, pero no las localidades porque cada pueblo, cada villa y cada ciudad de Tenerife y de toda Canarias posee una historia que debe conservarse como parte de nuestro acervo cultural.

Hay muchas cosas pendientes de abordar en Canarias. Hay muchos cambios por hacer y muchos problemas que demandan una solución inmediata porque empeoran cada día que pasa. Acciones que no podemos emprender mientras nos siga encorsetando esa legislación española inadecuada y obsoleta de la que hablábamos al principio de este comentario. Leyes que nos han impuesto por la fuerza, sin consultarnos.

La independencia; la libertad para decidir por nosotros mismos y ser dueños de nuestros recursos. Esta es la única salida que tenemos como canarios, pese a esa mencionada actitud del avestruz que adoptan muchos de nuestros compatriotas no sabemos por qué. Tal vez por apatía o aplatanamiento, que es una forma de desidia, o porque siguen narcotizados con la mentira de que no seremos capaces de salir adelante como nación soberana.

El colonialismo es un obstáculo y Paulino Rivero otro no menos importante. Muchas veces nuestros lectores nos comentan que hablamos demasiado del presidente del Gobierno regional. Es cierto, pero no nos queda más remedio porque callar ante las tropelías políticas que está cometiendo este hombre y los consejeros de su Gobierno supondría convertirnos en cómplices de ellos. El día en que Paulino Rivero tome conciencia del daño que está causando, dimita y se aleje de la política para siempre dejaremos de hablar de él porque su vida privada la respetaremos. Mientras siga agarrado a la poltrona no nos queda más remedio que comentar sus gravísimos errores como gobernante. La crítica política es un derecho en cualquier democracia.

La independencia, lo reiteramos, es la única posibilidad de futuro para el Archipiélago. Tenemos que dejar de esconder la cabeza porque el día menos pensado se produce un levantamiento popular que podría ser violento. ¿Hay necesidad de llegar a esto? ¿Por qué no dimite de una vez Rivero? ¿Por qué no lo echa su partido si se sigue negando a dimitir? ¿Por qué vivimos los canarios engañados? ¿Por qué se empeñan los españolistas y los amantes de la españolidad en hacernos creer que somos españoles porque hablamos el castellano?

No queremos que se nos atribuya la nacionalidad española porque somos hijos de la patria canaria. Esa es la realidad y miente de manera descarada quien diga otra cosa. Se equivoca Paulino Rivero cuando pide audiencia al presidente del Gobierno de España y es recibido por Mariano Rajoy en Madrid. Esos encuentros solo tendrían sentido si Rivero asumiese su papel de nacionalista y le plantease al mandatario español la ineludible independencia de Canarias. Todo lo demás supone una pérdida de tiempo y de dinero.