Esta semana voy a meterme de nuevo en el espinoso tema de dar mi opinión sobre la situación actual en España, recordar una vez más mi carácter de creyente, de apolítico y mi canariedad españolista, pues voy a opinar sobre todos los partidos, buscando siempre el bien general y lo mejor para España. Comenzaré diciendo que la situación que encontró el PP cuando gano por mayoría absoluta -¡por algo sería-, fue catastrófica, con miles de millones sin pagar metidos en los cajones, próximos a tener que ser rescatados por Europa, con lo que esto significaría en todos los conceptos, con los nacionalismos exacerbados y, sobre todo el catalán, desbocado. La situación ha mejorado en la economía general; se invierte en España, se exporta mucho; los grandes bancos españoles, Santander, BBVA, La Caixa, son los mejores de Europa; las empresas tecnológicas españolas están desarrollando importantes proyectos a nivel mundial; la prima de riesgo ha bajado considerablemente, con lo cual la deuda, exageradamente alta por cierto, nos cuesta menos. Y España ha dejado de ser un problema para Europa, alejando la posibilidad del recate, prácticamente descartado.

Pero no todo es positivo, la recuperación se ha hecho a costa de la clase media y baja, donde el paro ha crecido de forma alarmante, no así entre la clase pudiente, donde parece ser que hay más millonarios que nunca. Somos de las naciones con más paro de Europa, especialmente algunas de nuestras autonomías, destacando Andalucía, gobernada por la coalición PSOE-IU, no debemos olvidarlo, pues si el PP perdiese las próximas elecciones generales, al no obtener la mayoría absoluta, por lo visto la única forma de gobernar de este partido, pues por la radicalidad de los partidos nacionalistas y del PSOE no habría otra posibilidad, nos esperaría un gobierno de coalición PSOE, IU, UPyD y, posiblemente, PNV si se atiende a sus pretensiones, y entonces que Dios nos coja confesados. La corrupción "oficial" a costa de los parados y, consecuentemente, el paro de Andalucía, en ningún sentido criticada por la izquierda y sindicatos, en algún caso beneficiados, podría extenderse a toda España. La corrupción del PP, muy aireada por los medios de comunicación y por la izquierda en general, es normalmente de tipo personal, totalmente censurable desde luego, y que la Justicia tendrá que poner a cada uno en su sitio. Por cierto, hablando de Justicia, no es admisible que esta se prolongue en el tiempo, llegando en algunos casos a prescribir, y, sin embargo, la puesta en libertad de etarras y violadores, de acuerdo con la sentencia de tribunal de Estrasburgo, promocionada por el representante español, propuesto por el PSOE, fue en 24 horas. Tampoco me parece ejemplar que no se aplique con rapidez y energía la Ley de Partidos a la actuación de Bildu en el País Vasco, así como al desprecio a los símbolos del Estado: Bandera, Himno, idioma, y Jefatura del Estado principalmente, cosa normal en el País Vasco y muy especialmente en Cataluña.

Insistiendo en la repercusión sobre la clase media y baja, donde más ha influido la supresión de puestos ha sido en los centros oficiales o semioficiales, que efectivamente estaban saturados de etapas anteriores. Se podría haber buscado otras soluciones, algo más lentas, como por ejemplo no publicar las plazas hasta que se nivelaran los puestos vacantes. Por el contrario, se siguen manteniendo sustanciosos sueldos e indemnizaciones, en directivos bancarios, empresarios y altos puestos del Estado y de las autonomías, asesores y gerentes de empresas públicas, muchas de ellas deficitarias. La mayoría de ellos con sueldos oficiales o subvenciones oficiales, por lo que se podrían poner limitaciones.

La situación actual es de desamparo y tensión, con huelgas y multitudinarias manifestaciones promovidas por la izquierda y sindicatos, normalmente violentas y plagadas de banderas "falsamente" republicanas y, desde luego, anticonstitucionales, especialmente en Madrid, capital del Reino, a quien están machacando, por algo allí gobierna en autonomía y ayuntamiento el PP. En contraposición de las promovidas por la derecha en defensa de la vida y la familia. Tienen especial responsabilidad los medios de comunicación españoles en general, y particularmente los de tendencia de izquierda. Estoy por oír o leer una critica adecuada en estos medios a lo mal hecho por la izquierda, que es mucho, magnificando lo mal realizado por la derecha. ¡La opinión publica percibe lo que le transmiten los medios de comunicación, más que la realidad!