Está claro que poco importan nuestras creencias o nuestras ideas políticas; el sistema establecido descansa en el acuerdo tácito de un tipo de contrato, aprobado por los ciudadanos en general, cuyas cláusulas, de las cuales me excluyo, son las siguientes:

1.- Acepto la competitividad como base de nuestro sistema, aunque soy consciente de que este funcionamiento engendra frustración y cólera a la mayoría de los perdedores. 2.- Acepto que me humillen o me exploten a condición de que se me permita humillar o explotar a otro que ocupe un lugar inferior en la pirámide social. 3.- Acepto la exclusión social de los marginados, de los inadaptados y de los débiles porque considero que la carga que puede asumir la sociedad tiene sus límites. 4.- Acepto ingresar en los bancos para que ellos inviertan mis depósitos a su conveniencia y que no me den ningún dividendo de sus gigantescas ganancias (ganancias que servirán para atracar a los países pobres, hecho que acepto implícitamente). 5.- Acepto también que me descuenten una fuerte comisión por prestarme dinero, dinero que proviene exclusivamente de otros clientes. 6.- Acepto que congelemos o tiremos toneladas de comida para que los índices bursátiles no se derrumben, en vez de ofrecérsela a los necesitados y de permitir morir de hambre cada año a centenares de miles de personas. 7.- Acepto que sea ilegal poner fin a tu propia vida rápidamente, en cambio tolero que se haga lentamente inhalando o ingiriendo sustancias tóxicas autorizadas por los gobiernos. 8.- Acepto que se haga la guerra para así hacer reinar la paz. 9.- Acepto que en nombre de la paz, el primer gasto de los estados sea el de defensa. Entonces acepto que los conflictos sean creados artificialmente para deshacerse de los stock de armas y así permitir a la economía mundial seguir avanzando. 10.- Acepto la hegemonía del petróleo en nuestra economía, aunque es una energía muy costosa y contaminante y estoy de acuerdo en impedir todo intento de sustitución si se demostrara que hemos descubierto un medio gratuito e ilimitado de producir energía. Acepto que sería nuestra perdición. 11.- Acepto que se condene el asesinato de otro humano, salvo que los gobiernos decreten que es un enemigo y me animen a matarlo. 12.- Acepto que se divida la sociedad creando unos partidos políticos de derecha e izquierda que tendrían como pasatiempo las peleas entre ellos, haciéndome creer que el sistema está avanzando. 13.- Además, acepto toda clase de división posible con tal de que esas divisiones me permitan focalizar mi cólera hacia los enemigos designados cuando se agiten sus retratos ante mis ojos. 14.- Acepto que el poder de fabricar la opinión pública, antes ostentado por las religiones, esté hoy en manos de hombres de negocios no elegidos democráticamente, que son totalmente libres de controlar los Estados, porque estoy convencido del buen uso que harán de él. 15.- Acepto que la idea de la felicidad se reduzca a la comodidad; el amor al sexo y la libertad a la satisfacción de todos los deseos, que es lo que me repite la publicidad cada día. Cuanto más infeliz, más consumista soy. Cumpliré mi papel contribuyendo al buen funcionamiento de nuestra economía. 16.- Acepto que el valor de una persona sea proporcional a su cuenta bancaria, que se aprecie su utilidad en función de su productividad y no de sus cualidades, y que sea excluido del sistema si no produce lo suficiente. 17.- Acepto que se remunere espléndidamente a los futbolistas y a los actores de Hollywood, y mucho menos a los profesores y a los médicos encargados de la educación y la salud de las futuras generaciones. 18.- Acepto que se destierre de la sociedad a las personas mayores cuya experiencia podría sernos útil, pues, como somos la civilización más evolucionada del planeta (y del universo) sabemos que la experiencia ni se comparte ni se transmite. 19.- Acepto que todos los días se me presenten noticias negativas y aterradoras del mundo, para que así pueda apreciar hasta qué punto nuestra situación es normal y cuánta suerte tengo de vivir en Occidente. 20.- Acepto que los industriales, militares y jefes de Estado celebren reuniones regularmente para, sin consultarnos, tomar decisiones que comprometen el futuro de la humanidad y del planeta como, el famoso "Club Bilderberg". Continúa el jueves...

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