En la hermosa ciudad de Barcelona, se celebra cada dos años lo que los comerciantes llaman Alimentaria, una de las exposiciones más importantes en Europa sobre la alimentación, que ya ha superado a las que se celebran en Colonia y París. Este año arrancaron con un atractivo slogan: Una España para comérsela. También está incluida la agroalimentación, que ya representa en nuestro país el 20% del potencial industrial. Acudí en muchas ocasiones, y saqué provechosas enseñanzas.

Con motivo de esta feria, encuentro en el diario ABC un interesante suplemento en el que se destacan las principales producciones de España: pescados y mariscos, aceites, enlatados, carnes, frutas, hortalizas, una enorme variedad de quesos y, por supuesto, todos los derivados del cerdo, con nuestro extraordinario jamón serrano a la cabeza. En este gran reportaje tienen cabida casi la totalidad de la producción de todas las comunidades autónomas, y digo casi, porque Tenerife está desaparecida en combate y no aparecen ni sus empresas ni sus productos. Sin embargo, aunque pese a nuestros representantes provinciales, si hay dos páginas completas que titulan "Gran Canaria, una isla que desborda de sabores", donde se destacan sus quesos (algunos excelentes), la miel, el café de Agaete, el vino y el cochino negro. Guacimara Hernández, firmante del reportaje, hace una gran exposición, intercalada con bellas fotos de sus quesos y demás productos. Me parece correcto, y es de alabar la campaña para resaltar y defender las cosas de su tierra, aunque duela reconocerlo.

Tenerife no puede estar ausente en convocatorias como éstas. ¿De quién es la culpa? Posiblemente de todos, desde las autoridades locales a los comerciantes en general, que solo se desbordan en otros acontecimientos. Tenemos quesos exquisitos, excelentes vinos, miel, aceite, y frutos del campo de gran calidad, y no solo papas, tomates y plátanos, de eso también tienen ellos. Ahora dirán que las producciones están siendo bajas, pero ¿acaso no hay también turismo gastronómico? No hay representación en Barcelona, ni tampoco salimos en esos especiales de los periódicos por desidia. Alimentaria es el mayor escaparate europeo que existe sobre nuestro país, nuestra gastronomía y nuestra idiosincrasia, y ahí señores comerciantes y autoridades hay que estar aunque se rasquen los bolsillos. Al que corresponda: No se pueden permitir campos y medianías abandonados, y solamente por el bien de la climatología y el embellecimiento del paisaje, tendría que ser prioritario. Menos quejas y lloriqueos, que lamentándose no consiguen nada.

Esta isla sigue estancada, el PGOU (Plan General de Ordenación Urbana) de Santa Cruz se muere de inanición porque no hay voluntad política, de Las Teresitas y su "mamotreto" mejor no hablar, las circunvalaciones en estado lamentable, hospitales colapsados, y no sé cuantas cosas más inmovilizadas, y le echan la culpa a Rajoy. Lo que pasa es que no se gasta el dinero con sentido común.

El otro día leí un artículo sobre nuestra capital en ABC, suscrito por Juan Velarde, donde afirmaba que la ciudad estaba muerta. Y es verdad, paseas por la calle y se han quedado sin vida. Pero lo triste es que haya que leerlo en un diario de tirada nacional, y es una verdad como un templo que hace un flaco favor al chicharrero, que últimamente prefiere La Laguna.

En fin, aprovecho las líneas de hoy para quejarme también de algún funcionario, que lleva al extremo la ejemplaridad en su cometido en la Hacienda nacional. A partir de ahora muchas de las solicitudes de subvenciones, ayudas, etc., solo se pueden hacer telemáticamente, como ocurrió este año con la publicada en el BOE del 7 de marzo referidas al Ministerio de Cultura. Las bases son un compendio de datos e informes tremendos, que a algunos les ha costado más de un mes recopilar, pero tras la lectura de tanto tecnicismo, que se requiere un par de días para su comprensión, me encuentro que primero hay que sacar un certificado digital de la Casa de la Moneda para poder usar una firma electrónica. Y aún solicitando una cita previa, el excesivo celo del funcionario que se negó en redondo a poder hacer una excepción por cuestión de urgencia, nos dejó fuera del plazo de presentación. ¿Qué nos pasa en Tenerife? Ahí tienen la respuesta.

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