Hambre, hambre y más hambre como consecuencia de la situación más miserable que se recuerda en estas Islas. Al menos la que recuerdan las personas vivas, porque hay que retroceder mucho en el tiempo para encontrar una hambruna parecida en Canarias. Nos atrevemos a decir que ni en los peores tiempos del franquismo, cuando existía la cartilla de racionamiento, había tantas personas esperando por un plato de comida para tener algo que llevarse a la boca. Para comer por lo menos una vez al día, como los perros.

Ayer publicábamos que el Gobierno de Canarias ha recibido un mandato del Parlamento autonómico para que evite el desperdicio de comida en los colegios. La iniciativa de los padres y madres de un centro educativo de Fuerteventura ha sido asumida por la Cámara regional que la ha convertido en Proposición no de ley. La idea es que los alimentos no consumidos en los comedores escolares sean destinados a las familias de los alumnos que lo necesiten o se distribuyan a través de las organizaciones no gubernamentales. Antes recogíamos comida para enviarla a los negritos de África. Ahora cualquier africano vive con más dignidad que un canario porque, pese a que sigue existiendo mucha pobreza en el llamado continente negro, sus habitantes son ciudadanos de países libres mientras los isleños seguimos colonizados, y consecuentemente esclavizados, por una nación europea.

Dicen los padres y madres de alumnos del colegio majorero que han tenido la iniciativa de proponer este reparto de alimentos que diariamente se encuentran con casos de niños mal alimentados por falta de recursos. Y Paulino Rivero cómodamente instalado en su palacete de El Sauzal. Esa mansión que no existe según un periódico de Las Palmas, pese a que EL DÍA ha publicado incluso fotografías aéreas que dan fe del gran tamaño de la vivienda del presidente regional en relación con otras de la misma zona. Es cierto eso que se dice de que no a todos les aprieta el mismo zapato. El dolor de estómago que causa el hambre en miles de niños canarios, privados de los alimentos mínimos capaces de garantizar su sustento, no lo padecen el señor Rivero, la señora Mena -más preocupada por mirarse al espejo para ver cómo le queda la peineta, la mantilla y el collar de perlas que viste en las celebraciones organizadas por los españoles en estas Islas que han convertido en su finca de ultramar- ni tampoco lo sienten los secuaces políticos de esta pareja. ¿Será capaz Paulino Rivero de volverse a presentar como candidato a las elecciones después del rastro de miseria, hambre y desesperación que está dejando a su paso? ¿Serán capaces de permitir este disparate los responsables de Coalición Canaria? ¿No se dan cuenta de que eso supondría la desaparición de este partido en todas las Islas?

También publicábamos ayer que, con el actual sistema de financiación, Canarias recibe un diez por ciento menos de recursos desde el año 2009. ¿Alguien espera que suceda otra cosa en una colonia? A los todavía amantes de la españolidad, españolistas y leales a España que hay en estas Islas les recomendamos que se fijen en el dinero destinado a carreteras canarias por el Gobierno central en comparación con el que reciben otras regiones. A los canarios que los parta un rayo. Una injusticia que, pese a su carácter ignominioso, no le quita a Paulino Rivero las ganas de seguir acudiendo a Madrid para humillarse ante quienes nos esclavizan, como se someten los buenos vasallos ante sus señores. Cualquier cosa vale con tal de no exigir la libertad de Canarias.

A nadie le puede extrañar tampoco que el paro descienda en España pero aumente en Canarias. ¿Cómo no vamos a tener más desempleados si la Hacienda española sigue arrasando nuestros recursos? Únicamente unas sólidas estructuras familiares, heredadas de nuestros ancestros aborígenes, mitigan la enorme desolación social causada por casi 400.000 desempleados, la mitad de los cuales ya no percibe ninguna ayuda. Sin embargo, ni siquiera esa ayuda que aún les prestan los familiares y allegados a quienes más la necesitan puede durar mucho tiempo. Más pronto que tarde la gente se echará a la calle porque el hambre es mala consejera. Tal vez entonces ya sea demasiado tarde para evitar que corra la sangre. No estamos incitando a la violencia porque somos pacifistas; solo avisamos de lo que se nos viene encima si no nos libramos de Paulino Rivero y del colonialismo.