El éxito sin precedentes de la reciente gira africana del rey de Marruecos, Mohamed VI, paladín del panafricanismo, visitando Malí, Costa de Marfil, Guinea Conakry y Gabón, ha significado una perfecta puesta en escena de la diplomacia real, al tiempo que ha consolidado las relaciones de amistad y cooperación del Reino con los países africanos hermanos, fortaleciendo las relaciones exteriores de Marruecos.

Se trata de la quinta visita del rey Mohamed VI a Gabón desde 2002; un país tradicionalmente aliado de Marruecos desde la era de su padre Hassan II, cuando este mantenía fuertes lazos de amistad con el presidente de entonces, Omar Bongo, padre del actual presidente, Ali Bongo Ondimba. Téngase en cuenta que desde el ascenso al trono en 1999 del rey Mohamed VI, los vínculos con los países africanos han crecido de manera considerable, sobre todo en el aspecto económico, ya que muchas empresas marroquíes buscan nuevos mercados en el África Subsahariana y en la región Sur-Africana, en sectores estratégicos de la economía como telecomunicaciones, banca, industria etc. Es importante resaltar el numeroso grupo de estudiantes africanos acogidos por Marruecos, muchos de ellos becados por el Gobierno marroquí.

Aparte de la calurosa acogida dispensada al monarca, quién a su llegada al aeropuerto de Libreville fue recibido por el presidente Bongo, la visita del rey de Marruecos ha tenido un marcado carácter económico. Así, el rey Mohamed VI y el jefe del Estado gabonés, Alí Bongo Ondimba, presidieron el pasado viernes día 7 en la capital la firma de 24 acuerdos, entre ellos convenios gubernamentales y otros relativos a los operadores económicos de los sectores privados de los dos países.

Estos importantes convenios abarcan diferentes campos como la agricultura, la salud, la vivienda, la formación profesional, el sector financiero y bancario, las nuevas tecnologías, el transporte y el turismo, y pretenden reforzar el marco jurídico de cooperación entre ambos Estados. Y se añaden al acuerdo de asociación estratégica en el ámbito de los abonos, firmado el jueves, y que tiende a revalorizar los recursos naturales de los dos países, con vistas a promover el sector agrícola y asegurar la soberanía alimentaria en el continente africano. Al tiempo que refrendan el empeño de los mandatarios de las dos naciones hermanas de conferir una fuerte dinámica a las relaciones de cooperación fructífera entre ambas partes, estando en sintonía con la orientación real que tiende a reforzar la asociación y cooperación Sur-Sur.

La lectura que debemos hacer de esta gira africana del rey de Marruecos, aparte de las repercusiones políticas que ha tenido en la comunidad internacional, es el deseo del soberano marroquí por mantener la paz en el continente y propagar el "Islam maliki" moderado e integrador, interreligioso y de convivencia, que data ya desde tiempos de Al-Ándalus. De hecho, en todos los países africanos que ha visitado Mohamed VI, siempre ha donado miles de ejemplares del Corán e e implementado cuantiosas ayudas para la formación de imanes.

Pero, ¿qué subyace realmente en la formulación africanista de la diplomacia del rey de Marruecos? En primer lugar, la acción de gran estadista de Mohamed VI es sumamente importante y beneficiosa para la UE, para España como flanco Sur de Europa e, inclusive, para Canarias, frontera Oeste de Marruecos. Ojalá que países como Sudáfrica, que ocupa el primer lugar como potencia económica en el ranking de los 54 miembros de la UA, haga lo mismo.

Y en segundo lugar, se trataría de recuperar espacios perdidos o simplemente reforzar lazos antiguos o incluso milenarios; que han marcado la impronta del monarca marroquí, en el fortalecimiento y consolidación de las relaciones multilaterales de su querido país.

Visto del lado marroquí, este último viaje del rey Mohamed VI se debe a una razón fundamental: el Reino de Marruecos pone a África en el centro de sus preocupaciones diplomáticas internacionales. Porque Marruecos siempre ha estado inmerso en la afirmación de su identidad: admitir que es una nación totalmente africana; pero que hay una especificidad marroquí hecha de amistad, transparencia, respeto y solidaridad en las relaciones con los otros países del continente.

Y ese inequívoco y solidario panafricanismo de Mohamed VI, manifestado en esta gira, es, precisamente, una de las causas principales que ha reforzado su indiscutible e incuestionable liderazgo en África.

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