El canario siempre ha sido una persona tolerante y adaptable a toda situación, trabajo y país; de ahí su carácter universal y su reconocimiento por los demás pueblos como alguien de fiar y a tener en cuenta. Muchas de estas características residen, cómo no, en el pueblo gallego, que al igual que el canario se ha visto obligados por las circunstancias a emigrar, no sólo a otras regiones de su propio país, sino a otros lugares mucho más lejanos, llevando consigo sus raíces, sus costumbres, sus valores y sus principios. Y al igual que el canario, el gallego allá donde va busca a sus paisanos y se reúnen y organizan escuelas de artesanía, gastronomía y folclore -las raíces de cualquier pueblo-, para seguir unidos en la distancia y así no olvidar su propio origen.

Precisamente, en la Feria Internacional de Turismo (Fitur) que se ha celebrado recientemente en Madrid, cerca del pabellón canario se instalaba el gallego; y, cuando las autoridades de ambas comunidades se encontraron, los gallegos le dieron las gracias a nuestro presidente por haber tenido la deferencia de haber asistido al acto institucional que se celebró recientemente en el Centro Gallego de Tenerife al conmemorarse el 50 aniversario de su fundación.

Y es que en Canarias también se habla gallego, por lo que el presidente del Centro Gallego en Tenerife, el señor Eduardo Sánchez Solla, siempre estará agradecido al apoyo que las autoridades canarias, los medios de comunicación y el pueblo canario, en general, prestan a la labor de una institución privada, pero que nació para integrarse en la sociedad canaria y compartir con ella, precisamente, ese carácter universal que define a ambos pueblos.

Ya desde el año 1996, que fue cuando surgió la idea de crear dicho centro, el proyecto pasaba por adoptar el firme compromiso de divulgar los valores y la idiosincrasia del pueblo gallego, comenzando con la divulgación de su cultura y costumbres, no solo entre las nuevas generaciones de gallegos -muchos de ellos nacidos en Canarias-, sino también entre el pueblo canario en general. Y aunque es cierto que la "galleguidad" les fue otorgada un año después, fue en 1963 cuando inauguraron su propia sede.

Y tras algunos años impartiendo y desarrollando una labor de divulgación encomiables: gastronomía galaico-canaria, música (la escuela de gaitas es formidable), danza (entre las que destacan la gallega, la canaria y la andaluza), y demás cursos sobre cultura y costumbres gallegas, además de diversos actos de solidaridad con los más necesitados de la sociedad canaria, les fue reconocida su labor por el Consejo de Ministros, otorgándole en 1970 a dicho centro, el reconocimiento de "Utilidad Pública".

Precisamente, su dedicación a los más desfavorecidos y a los más necesitados es de lo que más orgullosos se sienten sus 186 socios -de los que 138 son de origen gallego-, pues, entre sus propósitos se encuentra el apoyo y ayuda a aquellos que menos tienen, así como socorrer a los que sufran o padezcan alguna discapacidad física o psíquica; para lo que, siempre que pueden, están dispuestos a colaborar con otras entidades benéficas ofreciendo su apoyo moral y económico, como así viene sucediendo desde el año 1999, ya que por las fechas de Navidad suelen organizar un evento benéfico donde los socios, en colaboración con distintas empresas y particulares, elaboran un menú especial y se da de merendar y de cenar a muchas personas necesitadas, acompañadas por el calor personal y, cómo no, por el sonido de las gaitas.

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