Esta semana que discurre al margen de imprevistos, es probable que toque reiterar la rotundidad de Rajoy al prejuzgar la inocencia de la Infanta Cristina, u opinar sobre la ocupación de 400 camas hospitalarias de tercer nivel (Rivero "dixit") por falta de plazas para crónicos. También es presumible que se cuestione la ley Gallardón sobre el aborto, o la visita del ministro Wert a La Laguna y el sonoro repudio de los representantes de la comunidad educativa, amén de alguna salida de madre de los agitadores de turno. Por todo ello, prefiero decantarme por la náutica.

Los habituales de nuestro puerto capitalino habrán podido contemplar estos días la estadía de algunos grandes veleros ("tall ships"), destacando entre ellos por su mayor porte el bricbarca alemán "Gorch Fock", seudónimo del escritor y marino Johann Wilhelm Kinau (1880-1916), muerto en la batalla naval de Jutlandia. Construido para la armada de Alemania Occidental en los astilleros Blohm&Voss de Hamburgo, fue botado el 23 de agosto de 1958, entrando en servicio el 17 de diciembre del mismo año, aunque no fue el primero de dicho nombre, pues otro anterior fue incautado por la Unión Soviética y rebautizado con el nombre de "Tovarisch". También naufragaron otros veleros pertenecientes a Alemania , como el "Niobe", hundido en 1932 con 69 hombres a bordo; el "Admiral Karpfanger", que zozobró en el Cabo de Hornos en 1938, y el más reciente, el recordado "Pamir", ido a pique por un ciclón en 1957. Este buque escuela, como otros tantos de distintas nacionalidades, suele ser un visitante periódico del puerto tinerfeño en su periplo anual de formación académica para aspirantes a oficiales y suboficiales, que se enriquecen culturalmente de los lugares que visitan. En Tenerife, concretamente, hasta el próximo 10 de febrero.

Mandado actualmente por el capitán de navío Helge Risch, muchos han sido los que anteriormente han ocupado dicho cargo; siendo uno de ellos el antiguo capitán del submarino "U-651", Peter Lohmayer. Nacido en Zanzíbar en 1911, ingresó en la Marina de guerra alemana en 1934 con el grado de capitán de corbeta. Destinado al arma submarina como comandante, mandó sucesivamente los U-19, U-138 y U-651. Una vez finalizado el conflicto mundial trabajó en la vida civil, hasta que en 1956 se incorporó a la nueva Marina de la Alemania Federal. En el año 1963, siendo capitán de fragata, embarcó como segundo comandante en el "Gorch Fock" y en 1965 ascendió como capitán de navío al mando absoluto de la nave. Ocasionalmente visitó Tenerife, donde entabló una cordial amistad con autoridades y periodistas especializados en temas náuticos, especialmente con nuestro recordado Juan Antonio Padrón Albornoz, por su amplio conocimiento de la mar y de los barcos pese a su propensión a marear, similar a la del célebre Horacio Nelson. Así pues, estando charlando animadamente con el capitán Lohmeyer en la cámara del velero, éste le narró sus vicisitudes como combatiente contra los aliados a bordo de diferentes submarinos de la Armada alemana. Apostado en el Atlántico norte junto con otros "lobos grises", para atacar y hundir los convoyes mercantes que lo cruzaban rumbo a otros continentes, fue alcanzado su sumergible, el "U-651", por las cargas de profundidad lanzadas desde la corbeta "Violet", perteneciente a la flotilla del cazasubmarinos Frederic John Walker, obligándolo a emerger, para no hundirse, y a rendirse junto con toda su tripulación. En este punto del relato, fue interrumpido por su interlocutor, que le invitó a trasladarse hacia la popa para contemplar, con sorpresa emocionada y asombro, a un pequeño carguero que sesteaba contiguo, perteneciente a Fletamentos Marítimos (MARFLET) y arrendado por la DISA, llamado "Claudio Sabadell". La tercera y última identidad de la vieja excorbeta de la clase "flower", "HMS Violet", ya reconvertida en mercante. Su antigua enemiga y verdugo, nacida en 1940 en el astillero británico Smiths Dock Company, de Middlesbourgh, sería finalmente desguazada en Bilbao, en 1970.

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