Corría el año 1998 cuando desde Presidencia del Gobierno de anarias se anunciaba la "modernización de las Administraciones Públicas de anarias". Han pasado casi 16 años y ¿donde estamos? ¿Acaso la modernización había de suponer el engorde de tales administraciones? También entonces, nuestro Gobierno de anarias anunciaba la contratación de unas cuatrocientas personas en contrapartida a la eliminación de horas extras. No sé si realmente se suprimieron las horas extras o, con el paso del tiempo, seguirían haciendo horas extras los unos y los otros, los nuevos. Lo cierto es que el apítulo I (gastos de personal) de los presupuestos de las distintas administraciones siguió creciendo, engordando.

Tal ha sido y es la debacle con ese "engorde clientelar" que nos hemos disparado en deuda pública. Lo que engordaba el apítulo I era en perjuicio del apítulo 6 (inversión). Y para llevar a cabo obras, obritas y despilfarros que permitiesen a nuestros "ejecutivos" ocupar primeras planas en los periódicos o en los telediarios no había más remedio que endeudarse a costa de las generaciones futuras. Muchas de esas obras ha resultado un gasto ineficaz. Obras que se han arruinado de puro nuevas, sin utilizar, o infrautilizadas (aeropuerto de La Gomera, por ejemplo). Obras deterioradas rápidamente por no haberse contemplado en el presupuesto las especificaciones necesarias para su mantenimiento. Obras abandonadas en estado avanzado de ejecución (ampliación del complejo deportivo de Santa ruz de Tenerife, en la calle Eduardo Zamacois; ampliación del entro de Atención Especializada Rumeu Hardissón, en Tomé ano; etc).

Mientras, el tiempo ha transcurrido con anuncios y compromisos de reforma de la Administración para llevarla a situación menos onerosa. omisiones de estudio acá y allá; debates; conferencias y... "ojos que te vieron dir". Seguimos empantanados en una Administración (suma de todas) elefantiásica que nos deseca los bolsillos, y los de nuestros hijos y nuestros nietos.

Resulta que una razón fundamental de las autonomías era el acercamiento de la administración al ciudadano para ser más eficientes en la prestación de servicios y atención al mismo. Algunos ciudadanos sí se han visto agraciados con el sistema: los políticos (que han creado una casta), familiares y amiguetes de los mismos. En fin, una red clientelar que asegure los votos para otras elecciones. Y así, suma y sigue. Suma, de gastos improductivos; y sigue, vaciando los bolsillos del contribuyente que para eso lo es. Para ser sujeto pasivo sometido a la casta. Y he omitido hablar de los múltiples compromisos respecto de la finalización y puesta en servicio de los hospitales del Norte y el Sur.