1.- Posiblemente, el "Mencey" ha dejado de ser el centro de la vida de la ciudad. Ojalá que recupere esta condición. En ese hotel trabajaba, hasta 2005, un barman discreto, educado, caballeroso, que se mantuvo en su puesto durante muchos años, . Si Guadalupe hubiera dictado sus memorias tendríamos en ellas la historia de Tenerife de los últimos cincuenta años; pero no lo hizo. Y tampoco lo hará. Falleció el viernes, 17 de enero. Su hijo me escribe para decirme que su padre tenía en casa, como un tesoro, un artículo que yo le dediqué, con motivo de su jubilación. No recordaba ese artículo, pero sí, y mucho, a mi amigo Guadalupe, con el que tantas charlas tuve en ese bar. A veces le preguntaba por alguien que entraba y que se escapaba a mi archivo mental: "¿Quién es, Guadalupe?". "No interesa, don Andrés". Dio un ejemplo de caballerosidad durante toda su vida; enseñó a un montón de gente, hizo muchos favores y perdonó algún que otro fiado, supongo.

2.- Yo viví en ese hotel en una época de mi vida; una época muy interesante. Y tengo buenos amigos entre el personal de entonces que queda todavía ahí. Cada vez que voy me saludan con afecto, que esto se nota. En una época en que el "Mencey" estuvo cerrado por reformas dimos cuenta algunos amigos y yo de unas cuantas botellas de la reserva del 70 de Martínez Lacuesta, que estaban fuera de inventario. Se acordarán Manolo Iruela y Alfonso Román de lo que digo. Guadalupe siempre estaba allí, tras la barra, ofreciéndome un aperitivo, preguntándome por algo o por alguien, porque él era un curioso muy discreto; quería aprender, pero no se le escapaba ni una sola palabra. Sólo, a veces: "No interesa, don Andrés".

3.- Siento mucho su desaparición. Hay personas que permanecen en tu vida como el emblema de una etapa determinada de ella. Guadalupe es una de ellas. Trabajó cuarenta años en el hotel, más de media vida. Y dio constantes lecciones de honestidad, de educación, de discreción, de saber estar. ¿Qué más se le puede pedir a un hombre de bien? Sus compañeros lo despidieron el viernes, con emoción. No estaban todos. ¿Cómo iban a estar todos si la mayoría se ha ido y lo está esperando? Agradezco la carta de su hijo y envío a sus familiares mi testimonio de sincero pesar. Adiós, amigo.

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