En estos últimos días del año queremos insistir en algo sobre lo que venimos insistiendo desde hace tiempo: no se puede salir adelante ni en España ni en Canarias, infame colonia que sufre las consecuencias de las leyes españolas, con una legislación obsoleta, antidemocrática y antieuropea; una legislación propia de un país medieval que provoca la desaparición de las empresas, del trabajo, de los ingresos de la familia, del ahorro y, en definitiva, del bienestar. El trabajador merece protección. Eso no hay quien lo discuta. Sin embargo, las leyes laborales españolas protegen de manera desmedida al trabajador. Se trata de una protección abusiva que propicia la desaparición de las empresas. Estamos en tiempos en los que las empresas no venden porque no hay actividad económica. No hay ahorro, no hay consumo.

También tenemos unas leyes fiscales inconcebibles. La legislación española es, si no disparatada, sí al menos absurda. Lo decimos no con ánimo de menoscabar la actuación del actual Gobierno español, que nos parece digna y decente. Lo decimos por leyes que vienen de atrás. Leyes enmarcadas en una legislación propia de progresistas sucios. Leyes que no son democráticas. Las malas y sucias lenguas del socialismo político hablan de la derechona. Es preferible la derechona a la izquierdona, porque la mal llamada progresía provoca la miseria, la injusticia y, por extensión, la muerte. Acabar con todo, incluso con la vida, es la labor de la izquierda; de la izquierdona y de los progresistas en todos sus estamentos.

Antes de que empiece el año 2014 hay que quitarse de encima esa mala legislación laboral y fiscal. Hay que implantar la liberalidad o liberalismo en el empleo. En las condiciones de contratación y en las de trabajo. También hay que modificar las normas fiscales. La fiscalidad ha de ser la imprescindible para los gastos y no la actual, que es abusiva y está pensada no para satisfacer, mediante la construcción de infraestructuras y la prestación de servicios, las necesidades de la población; la fiscalidad que impera en España, y que nos afecta a Canarias por ser una colonia española, está pensada para satisfacer a Europa.

Lo que hay que hacer en España y en Canarias es lo mismo que se hace en Europa: trabajar de sol a sol. Es inconcebible que sigamos sometidos a una fiscalidad que se mama el ahorro de las familias. Un consejo al PP: líbrense del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, o pierden las elecciones. Montoro es tan perjudicial para España como Paulino Rivero para Canarias.

Nos hemos enterado por algunos medios de comunicación serviles con el paulinato que el presidente del Gobierno de Canarias nos ha vuelto a denunciar por invadir su honor. Cualquier demanda que nos ponga Rivero es significativa. Solo le queda el recurso de acudir a los tribunales porque no puede contra EL DÍA.

EL DÍA va por delante de este necio político porque, a diferencia de los periódicos que tiene comprados, dice la verdad. Informa al pueblo canario de lo que está pasando. Les dice a los isleños que por culpa de Rivero y de otros falsos nacionalistas estamos empantanados con casi 400.000 parados, unas listas de espera para recibir atención hospitalaria en la que, según los sindicatos, están apuntadas cerca de 90.000 personas, una juventud obligada a emigrar y unas colas de hambrientos vergonzosos y vergonzantes. EL DÍA seguirá con la verdad por delante. Continuaremos defendiendo al pueblo de los políticos malvados y de los falsos patriotas; de los falsos nacionalistas.

Con esta nueva denuncia que nos anuncian los voceros de Paulino Rivero antes de que llegue a manos de nuestros abogados, el presidente regional demuestra que ha perdido los papeles. Evidencia que es un sinvergüenza político que trata de comprar voluntades. Algunos se le venden. Otros, no. Pero no nos importa que siga intentándolo, porque eso nos divierte.

Las canalladas políticas no nos pondrán una venda en los ojos y una mordaza en la boca. Una vez más esperamos de los tribunales que hagan justicia porque, lo hemos dicho en el pasado, lo decimos ahora y lo diremos en su momento, jamás, jamás, hemos criticado a Rivero ni a su familia en su faceta personal. Nos hemos limitado a la crítica política. La que nunca admite el presidente porque está demasiado acostumbrado a escuchar solo los cantos de sus aduladores. Que dimita y se exilie de una vez o no escapa Coalición Canaria de la derrota política y el pueblo seguirá sumido en la miseria.