1.- También he suprimido las comidas navideñas más o menos familiares porque no soporto la exaltación de la amistad reglada. Ese jolgorio, o se mantiene por el año y por los tiempos, o se suspende. Y es bastante más cómodo para mí evitar el multitudinario ágape con afines, ex compañeros de trabajo y gente a la que le importas un pito. Me ahorro tiempo, conversación banal y dinero. Así que he limitado esos yantares a los amigos estrictos, es decir, con los que almuerzo todo el año, que son divertidos, ocurrentes y cuentan las mismas mentiras amorosas de la actualidad y del pasado con tal presunción de certeza que parecen verdad. Lo bueno de los encuentros con los escasos amigos que a uno le quedan es que se refrescan acontecimientos tan decrépitos como absurdos; y soy consciente de que un acontecimiento no puede ser decrépito, sino antiguo, pero bueno. Un almuerzo con amigos es una crónica vocal, como uno de esos encuentros que organiza en la Caja de Ahorros, en los que entrevista a un tipo que trae él mismo y le pregunta lo que le preguntó el año pasado en otro sitio, con el mismo esquema e idénticas respuestas. Sólo que en los almuerzos míos se sueltan coños y carajos y en el otro lado, no.

2.- El otro día fuimos a "Quinta Crespo" y el dueño, que me lee, me regaló un almanaque del Cristo de Tacoronte, con santoral, y me vendió, sin recargo, dos décimos del Niño. Se lo agradezco mucho. "Quinta Crespo" es un clásico con buen pescado, buen pulpo y buena carne con papas. Pero resulta que ahora, con la Meretérita suelta con el soplador, no es bueno andar con vino en el cuerpo y por eso me limito yo al vino tinto con sifón, que es lo que tocaba el maestro Juan Estany en "La Caracola". Qué tiempos. Ahí conocí yo a Machín, cantando con la "Nick and Randy". ¿O fue en el "Tabares"? Es que las putas y el "Benjamín" me bailan en la memoria una danza maldita.

3.- Yo evito las cenas y los almuerzos multitudinarios, pero ya les conté el otro día que las multinacionales no me invitan como antes, ni falta que me hace. Creen que me he muerto y en cierta forma tienen razón. Muchas veces me entretengo en averiguar si la gente a la que no he visto hace muchos años es muerta o es viva. Y hago mis pesquisas y respiro, aliviado, cuando compruebo que todavía queda aquí mucho personal.

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