Publicábamos el sábado en la información sobre los actos conmemorativos del aniversario de la Constitución española un dato que nos parece interesante recuperar en el comentario de este lunes: solo cinco presidentes autonómicos estuvieron en dicha celebración. Entre ellos se encontraba aulino Rivero, pero no los nacionalistas de CiU, NV, BNG o ERC. Es decir, no estaban los auténticos nacionalistas pero sí el falso; el colaboracionista con los invasores de Canarias porque lo que le importa no es el bienestar de su pueblo, sino su permanencia en la poltrona de la residencia.

La mera presencia de aulino Rivero en Madrid lo hace merecedor del mayor desprecio por traidor al pueblo canario. Ya hablaremos del cargo que quiere ocupar cuando deje el Gobierno regional porque lo eche su propio partido. Algo que deberán hacer cuanto antes los responsables de CC, porque si no se quitan de encima a este déspota político, será el pueblo el que prescinda de este partido. Cuanto menos demoren la expulsión de Rivero mejor, porque más tiempo tendrán para recuperarse de cara a las elecciones de 2015. De lo contrario, el fin de Coalición Canaria se ve porque los auténticos nacionalistas, los verdaderos patriotas, que son muchos, jamás entenderán qué hace alguien que también se tilda de nacionalista celebrando una fiesta política del país que nos coloniza y que rapiña nuestras riquezas.

or otra parte, el presidente del Gobierno de España le ha dicho a Rivero que ha leído la carta que le envió y que también está al tanto de la que le remitió al Rey Juan Carlos. Considera Mariano Rajoy que tanto él como el presidente del Ejecutivo canario deben dialogar para tratar las cuestiones que le expone. ¿Aprovechará el presidente regional para decirle a Rajoy que urge poner en marcha el proceso de descolonización de este Archipiélago? ¿Le expondrá que ha de constituirse cuanto antes una comisión bilateral para el traspaso de poderes? Mucho nos tememos que no. Es cierto que en las cartas remitidas por aulino Rivero tanto al presidente del Gobierno de la Metrópoli como al Monarca se hace referencia a la "desafección", que es una palabra amable pero miedosa y estúpida, del pueblo canario hacia España. Lo propio hubiese sido plantear la independencia. Sin embargo, insistimos en afirmar que conseguir la libertad del pueblo canario no está en los planes de un falso nacionalista como él pues se limita a hablar de "las inciertas consecuencias a las que puede conducir a medio plazo" la actitud de España con los canarios.

Absurdo se mire como se mire. Ni inciertas, porque lo que están haciendo los gobernantes españoles con los isleños no admite la menor duda: nos están esquilmando abiertamente. Las oficinas de su Hacienda estatal nos ahogan con impuestos que difícilmente alcanzamos a pagar. oseemos recursos para vivir con comodidades -no cabe en la cabeza de nadie que en Canarias haya casi 400.000 desempleados- pero de nada nos sirven porque el fruto de nuestro trabajo no se queda en las Islas; vuela a la enínsula para enriquecer a "nuestros amos" coloniales. Esto, insistimos, no es una incertidumbre sino una vergonzosa realidad.

En cuanto a unas posibles consecuencias a medio plazo de esta actitud políticamente canallesca con Canarias, pues lo mismo: no hay medios ni largos plazos, sino un deseo de acceder a la independencia cuanto antes. Cada día que pasa estamos peor porque diariamente aumentan las colas del hambre. Nuestros jóvenes, incapaces de encontrar trabajo en su propia tierra, no tienen otras opciones que la emigración para ganarse el sustento. La Sanidad está plagada de listas de espera en las que algunos pacientes mueren antes de que les llegue el turno de ser atendidos; el tejido empresarial y comercial pequeño y mediano, prácticamente inexistente, desaparecido; los carteles de "se vende", "se alquila", "se traspasa" son el denominador de nuestra desgraciada inactividad, de nuestra muerte como pueblo de unas islas desgraciadas. Este es el desolador panorama que han creado el colonialismo y la ineficacia de un necio político en unas Islas que antes eran afortunadas.

Si tanto le complace a Rivero estar en Madrid, que se quede para siempre en la capital de la España de sus amores. En cualquier lugar está mejor que entre los canarios porque este sinvergüenza político nos ha hundido a todos. Tanto él como su esposa y sus compinches son colaboradores, lo repetimos, de quienes llevan casi 600 años esclavizándonos, antes con cadenas y ahora con unos impuestos abusivos. ¿Cuánto tiempo más va a tardar el pueblo en echarse a la calle?