A los protagonistas de los programas del corazón puede que de nada les suene Arthur Schopenhauer, pero con su comportamiento invitan a una profunda reflexión sobre la naturaleza humana. Si no, díganme qué hace media España pendiente del embarazo de la hija de Isabel Pantoja, a la que han dado en llamar Isabel II. ¡Ya quisieran algunos que la mente de la susodicha fuera de preclara y renacentista como la de la "reina de los tristes destinos", vida personal aparte!

La lista de mujeres seducidas y abandonadas desde que el mundo es mundo, todas las doña Inés, todas las sor Juana Inés de la Cruz... es interminable, pero estas tuvieron un tiempo bien diferente a los casos que saltan a la opinión pública en la actualidad y que son un reflejo -algo esperpéntico pero aún así real- de lo que ocurre en la sociedad, pero con una diferencia, ahora las madres deben decirle a los hijos varones lo que antaño se decía a las mujeres: mucho cuidado, toma tus precauciones no vaya a ser que te hagan un hijo. Y es que en mi adolescencia, y hasta no hace muchos años, la gran preocupación de los padres era que las chicas se quedaran embarazadas antes de llegar al matrimonio. La llamada pérdida del "honor" era una alargada sombra de escándalo y rechazo social, un estigma para toda la vida.

Poco a poco los tiempos comenzaron a cambiar y ya en mi generación -con el uso del preservativo incluido- existía un calificativo más suave, era un paso intermedio entre la deshonra y el derecho a tener una sexualidad propia cuando y con quien se decidiera, por lo que se acuñó el tema "casarse de penalti". Había dos tipos, el voluntario y el fortuito. El primero era un recurso de las más osadas, que consistía en quedarse embarazada aposta para pescar algún pez gordo despistado. La segunda era una equivocación de fechas, una rotura de preservativo, lo que dio lugar a muchos novios casados a edad temprana que aseguraban ser felices -o al menos condenados a serlo, puesto que lo del divorcio no existía-.

Hoy, hay mujeres que eligen voluntariamente ser madres solteras, no siempre producto de las noches locas, más bien suele ser de donantes de semen anónimos, bien porque no han encontrado pareja, porque deciden no lavar calzoncillos o porque les ha llegado el momento en el que el reloj biológico comienza a jugar en contra y optan por tener un hijo solas. Para mí es un acto de valentía, pero otros objetan que es egoísta privar a un niño de la figura paterna y que le perjudicará el sentirse "distinto", detalle que ha dejado de ser importante dada la abundancia de diversos tipos de familias monoparentales.

Con la historia de tantas "Isabelitas" que viven de los programas de chismes resulta muy instructivo comprobar cómo se ha perfeccionado últimamente la vieja técnica del penalti, es decir, se apunta hacia un tío de renombre por lo que sea, y se tiene un affaire con él en los días más fecundos. Como los hombres piensan que somos nosotras las que debemos protegernos y casi ninguno toma precauciones, pues verán cómo nueve meses más tarde -con exclusiva millonaria de por medio o programa del corazón "inteligente"- alguien les reclama la paternidad del incauto. La ventaja de este método es evidente. Con las modernas técnicas de análisis del ADN, no hay hombre que escape a su responsabilidad como antaño, y así, por una noche de pasión, ellos pagan una vida entera. ¡¡Y es que el paro agudiza el ingenio!!