1.- Podía haber empleado la forma: Franco sigue dando de qué hablar. Pido a mi amigo Carlos Acosta, tan aficionado a descifrar silogismos lingüísticos, que llame o escriba y me diga cuál prefiere. Me refiero al libro de Pilar Eyre, ya citado en un artículo dominical de quien firma, "Franco Confidencial" (Destino). Al libro lo veo un poco deslavazado en cuanto a método descriptivo, pero aporta escenas prodigiosas, sobre todo algunas inocentes de cama del matrimonio del general y la altiva Carmina Polo. Si no fuera por lo aficionado que era Franco a firmar sentencias de muerte, la trayectoria de este hombre habría despertado, incluso, ternura. No será políticamente correcta esta afirmación, y menos con la tendencia que tenemos los españoles a descalificar sin escuchar los argumentos del otro. También habla del marqués de Villaverde. Una vez vino aquí el marqués, invitado por su amigo Alonso Méndez de Lugo, paz descanse, cardiólogo como él -Alonso vivió en el "Palace" mientras hacía la carrera-. El marqués fue invitado al Club Náutico para que hiciera una exhibición con una especie de parapente. Y la hizo. Llevaba un traje de neopreno, al que se le abrió la bragueta, dejando al aire sus atributos, que fueron muy comentados por las señoras que presenciaban la exhibición.

2.- Las damas de la sociedad chicharrera se fijaban más en los bajos del marqués que en el parapente en sí, que les importaba un rábano. Yo era entonces un joven periodista y me tocó cubrir la información. Le hice fotos al marqués (sin los bajos), y lo entrevisté sobre banalidades; era un hombre muy amable, que dicen que comercializó las gráficas de su suegro en el lecho de muerte; vaya usted a saber dónde estará esa colección de fotografías, unas pocas de las cuales fueron publicadas en España y otras en el extranjero.

3.- Pues ya ven que Franco y su entorno siguen dando que hablar. Son incontables los libros que se han publicado sobre él, sobre su vida y sobre su muerte. Para mí el mejor es el de su primo Pacón -el teniente general Francisco Franco Salgado-Araujo-, que siempre tengo a mano y del que también se ha valido Pilar Eyre para construir su "Franco Confidencial". Pacón estuvo siempre cerca del caudillo y conocía sus debilidades, sobre todo las derivadas de los pelotones de fusilamiento. Como todos los dictadores, el general Franco tenía una natural propensión a pasar por las armas a quien no cumplía sus normas. En fin, la historia lo está juzgando, yo sólo traslado cosas a ustedes para que opinen. O para que se salten esta página, claro.

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